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El aventurero y un dilema

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por ATDRIEL, 12 de Julio de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 338

  1. ATDRIEL

    ATDRIEL Poeta asiduo al portal

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    Hombre
    Ayer por la noche no era el que soy ahora. La reunión fue inmejorable, antes de irse a dormir. Sí, me sonreía coquetamente, cuando antes me odiaba y se enojaba conmigo. No hace días que lo hacia, parecía algo raro en ella o ella rara.Tal vez sea una de esas suposiciones que nos hace sentirnos algo inseguro, cuando algo nos interesa. Supe por boca de otros, entre esos días de odios y simpatías, que se había visto con su ex y que a su vez, su mejor amiga había recibido la confesión de ella, de que yo le gustaba. Entonces, era probable que uno de los hechos fuera el motivo de esa repentina alegría, y que yo, desconfiado e inseguro por naturaleza, no tuviera la esperanza de que fuera por mí, más que por su ex, en que mostrase dichas sonrisitas.

    _ No es raro mostrarme así. Soy lo que ves.

    _ Para mí era algo curioso y desafiante. Tus amigas no te lo hacían notar?

    _ Es mi forma de ser, no me esfuerzo por agradar a alguien.

    Fruncí el entrecejo como señal de inquietud y dejo de mirarle la cara y bajo la mirada.

    _ Sabes niña… ¿qué es la tolerancia?

    _ ¡Niña…! Por qué me tratas así.

    _ Es parte de la tolerancia que te acabo se decir.

    Sentía cierta incomodidad al explicarle de esa manera algo que cualquiera entendería.

    _ Pues sí… tolero para quien me tolera.

    “Sorpresiva e inesperada respuesta”, pensé yo.

    _ Entonces nos podemos entender, si queremos llegar a algo más.

    _ Humm… tal vez el tiempo lo dirá._ lo dijo coquetamente.

    “LLEGAR A ALGO MÁS”, sonaba muy esperanzador.

    El encuentro con Alicia había acabado en esos términos. Al día siguiente, sopesé mi situación respecto a ella, por la mañana después de desayunar, echado en mi cama mirando un viejo cuadro en la pared de mi cuartucho. Ella se había mostrado receptiva conmigo a pesar de su carácter algo hosco. Y a pesar de su abierta niñería, quedaba en suspenso el haberse visto aquella tarde con su ex, aquel día que nos vimos por la noche. No importaba nada, me decía yo, salvo lo que ella me mostrara con hechos, si me quería o no. Me importaba lo que sintiera por mí y cómo lo demostrara. Todo el asunto no dependía de mí si no, puramente de ella. Era un hombre libre sin ataduras y podría serla mía en cualquier momento, si ella me eligiera. Estaba tranquilo. Alicia se sentía segura de sí misma, a pesar de su aparente ingenuidad, sabía que terreno pisar. Yo por mi lado me sentía despreocupado por lo de su ex, no era que me comiera la cabeza; pero lo tenía en la mira, como los buenos pistoleros atentos a todo que lo amenazará. Llevaba una vida solitaria hasta cierto punto porque tenía amigos, en realidad, me gustaba vagar solo. Había dejado de estudiar Comunicaciones y se me dio por tener mi propia vida y no de lo que mis padres hubieran deseado. Tenía la playa cerca de mi casa y bajaba hacia el mar con mi tabla de serf. El serf había sido mi pasatiempo preferido durante mi época universitaria. Aprendí de un amigo que tenía más experiencia que yo. Él recibió clases de un veterano tablista, que fue toda una leyenda por esta zona. Ahora mi amigo, según algunas voces, viviría en Hawai enamorado de una exótica hawaiana. Nunca más supe de él. Lo extraño mucho, fue mi cómplice fiel en las noches de juerga. A él le debo que yo viva enseñando a montar olas a los chibolos (niños pequeños) rebeldes, que como yo, que encontraron ser felices corriendo olas. Y es más, en la universidad tuve un amigo que también lo dejo, por la literatura, del cual aprendí como llevar un diario. Él era mucho más disciplinado, lo hacía todo los días, mientras que yo, lo hacía a veces, cuando me daba la gana. En fin, el mar era todo para mí, de él vivía y con él vivía. Salía al mar antes que amaneciera de mi cuartucho que me servía de habitación. Tenía lo necesario una cama cómoda, una mesa donde comer y escribir, dos sillas (una para mí y otra para cualquier invitado inesperado), una pequeña cocina a gas, platos , tazas, vasos, cucharas y tenedores. Y finalmente, mis dos accesorios favoritos: mi tabla de serf y mi máquina de escribir (no me alcanzaba ni para un ordenador barato). Por otro lado, cuanta alegría sentir todo los días amanecer con lo que más amas y te apasiona, que no puedes de dejar de hacerlo si no es por comer, dormir u orinar. Sí es verdad, vivo honestamente con lo que más me gusta y el dinero alcanza hasta donde alcanza, y si uno es inteligente, y ahorra como lo hago yo, hasta puedo darme ciertos lujos. Como ir a discotecas donde pululan un enjambre de universitarias desbocadas, que viven la vida alegre, con ganas que la violen alcoholizadas. Así era el ambiente nocturno de la ciudad y yo, nadaba como un tiburón. Fue así como conocí a Alicia. Pero aquel día por la tarde, escuche algo que cambiaría mi vida:

    _ Si así es como me tratas… pues todo se acabó.

    Y cuando se que me rozan el orgullo, no doy marcha atrás, tuve que acabar mi relación con Judith. Fue una larga relación de cinco años. Lo conocí antes de ingresar a la universidad, cuando hacía un viaje con mi primo a la selva de Perú. Me habían dicho que las mujeres más fogosas del país se encontraban ahí. Ambos juntamos dinero para viajar por avión, porque no hay otra forma de llegar ahí, salvo que te creas Indiana Jones y viajarás por los ríos días y días hasta llegar a tu destino. Para ello trabajábamos en cualquier trabajo que nos permitiera viajar para los tres días de fin de semana. Es decir pachanguear todo el fin de semana.Éramos unos jovenzuelos con ganas de aventura, y la aventura la encontré yo, que era más avispado y entrador con las mujeres. Y como mi primo era algo bobo no ligo con nadie.Cuando llegamos por la tarde a Iquitos, hacía un calor insoportable que no dejaba que las mujeres caminaran con pequeñísimas ropas que apenas las cubrían, dejando la imaginación para la más libre lujuria. Y ahí estaba Judith, junto con una amiga, vendiendo refrescos helados. Nos acercamos, y pedimos: eran jugos de cocona (fruta ácida de la selva peruana). Muy rica por cierto. La gente de la selva es muy alegre y abierta por el clima tropical, y son demasiado amables. Y de dicha amabilidad saque provecho, mi primo era un tímido sin remedio, tuve que hacer la chamba yo solo. Para ello tenía que hacer gala de mi mejor estrategia. En toda la charla, sentía que Judith se me insinuaba (debo reconocer que tenía cierto jale con las mujeres) y pude sacarle el bendito número de teléfono. ¡Eureka!, dije por dentro. Cuando lo llamé aceptó mi invitación para salir esa noche. Y ahí paso de todo y comprobé por que las mujeres de la selva son fogosas. Bailamos y tomamos hasta más no poder, y acabamos en el cuarto de un hostal, dándole al catre hasta lo que restaba de la noche. Me enamoré de ella, lo quería para mí, mientras que el bodoque de mi primo se quedó con nada, tal vez porque en el fondo del asunto, algo sabía de las mujeres selváticas que lo decían a los cuatro vientos: “mujer selvática que no le cumples en la cama te cambiará por otro”.No hice caso al común de la gente, y me la traje a la charapita (diminutivo cariñoso de la mujer de la selva )de Judith hacía Lima y así empezó mi relación con ella. Fuego y lujuria apagando y gozando todo los días. A mi temprana edad sabía como domar el potro. Era un hombre imparable. Me decía ella: Supermacho y con disimuladas infidelidades de ambas partes llagamos a convivir por un buen tiempo.


    Alicia era una común universitaria que no destacaba porque su lema era muy práctica y existencial: “Si tú eres joven la vida también será joven, porque el gozo es de jóvenes, el placer es muy corto para esperarlo.”Sus padres les pagan la universidad para que sea una gran arquitecta. Pero viendo como pensara, estaba muy lejos de ser al menos una buena arquitecta. Una vez le dijo a una amiga de universidad:

    _ ¿Lo dejarías todo por amor?

    Su amiga no supo contestar y le replicó la pregunta:

    _ ¿Crees en el amor?

    Pues mi último enamorado me dejó con preocupaciones.La verdad no sé que es, sólo ocurre y cuando ocurre, no sabes lo que eres y lo que estás haciendo. Es como si te enajenaras y fueras otro. Tal vez sea eso u otra cosa, pero de que te sucede tarde o temprano, sentirás lo que es.

    _ ¿Y serías capaz de dejarlo todo?

    Pensándolo bien estoy cansada de ser la niña mimada de mis padres. No soporto su control: el estar llamando a la universidad para saber como anda mi rendimiento. Sé que no puedo ser independiente ahora, pero me acuerdo lo de Sebastian, el chico surfista que conocimos aquella noche de juerga en que celebramos tu cumpleaños. ¿Te acuerdas?... Sí… como no el de pelo largo y el de barba castaña y su tatuaje en el brazo de una sirena. Pues me impresionó lo que me dijo sobre su vida austera pero feliz. _ ¿Serías capaz de irte con él?_ Es que él me ofrece libertad sin comodidades de una familia adinerada. Yo no me siento feliz teniéndolo todo y sin esfuerzo. Para mí la comodidad me aburre, es monotamente asfixiante, sabes. Mientras que Sebastian goza con lo que es y hace por pura pasión, yo aquí me aburro con tanta monotonía. Creo que lo llamaré para saber que está haciendo.Era un sábado por la mañana:

    _ Alo! Sebastian!

    _ Ah… hola Alicia que novedad! Cómo anda la universidad.

    Mostrando su despreocupación por los estudios y contemplar una posible salida de aquello:

    _ Sí bien… en lo mismo.

    _ Te noto algo despreocupada y sin entusiasmo. Pasa algo?

    _ No… que va. Qué estas haciendo.

    _ Pues aquí cocinando un rico lomo saltado…si lo probaras quedarías sin palabras.

    Alicia no sabía que cocinara aumentando su ya admirada personalidad de joven aventurero pero responsable.

    _ Pues no sabía que cocinaras.

    _ Debiste haberlo imaginado siendo yo un aventurero solitario. Si no cocino no como, así de simple.

    _ A mi me agrada espero probar lo que cocinas; pero eso será otro día. Ahora sólo quiero saber si puedes por la noche para vernos.

    _ Sí… claro, tú sabes que la noche es mía.

    _ ¡Perfecto! Entonces nos vemos en la discoteca de la vez pasada.

    _ “El Coral”

    _ Sí… el mismo.

    _ Bueno trato hecho.


    DIARIO DE UN SURFISTA AVENTURERO

    Junio, sábado 12, 22:45


    “Deja que el pez nade solo y coja por sí sola tu anzuelo”, me parece resumir lo que está pasando entre Alicia y yo. Judith es cosa del pasado, pero eso sí, fui con ella una máquina de follar. Ella paraba en la casa alquilada y hacia de ama de casa mientras trabajaba de ayudante de un amigo mecánico. Cuando llegaba de la chamba (trabajo), ni bien comíamos, directamente nos íbamos a la cama, a follar toda la noche. No sé como hacia yo para soportar físicamente, tanta exigencia de ella, que era imparable y no bajábamos de cuatro o cinco polvos por noche. Será el efecto de la maca (tubérculo oriundo del Perú que tiene efectos de vigorizante sexual) me decía, que era un tonificante muy vigoroso, que tomaba toda las mañanas en el desayuno, que ella me lo preparaba. Creo que sabía como hacer de un hombre un supermacho. Pero eso es el pasado, y aún sigo siendo el supermacho que Judith hizo de mí. Incluso no dejo de hacer mis ejercicios y de prepararme desayuno de maca y quinua, con un rico pan con camote o palta. Y Alicia era un pececillo que lo veía nadar inocentemente rebelde por las aguas que alguna vez supe nadar. Conozco el mar y sé cuando algo te pertenece, cuando no dejas de ser paciente. Hoy, más tarde, veré que tanto sabe mi pececito Alicia para prepararme un rico ceviche. Veré cómo nada antes de echarle picante y comérmelo, como un rico ceviche bien picante.


    Al llegar la hora, Alicia y yo, estábamos en la discoteca tomando unos tragos y gastándonos bromas por efecto del alcohol. Estábamos en una zona exclusiva de la discoteca, y se veía como el cuerpo cimbreante de Alicia se movía muy lascivamente, como invitándome a seguirle los pasos, pegando su cuerpo al mío, que se contoneaba hasta caer al suelo y luego levantarse y cogerme del cuello, con sus dos brazos, y besándome frenéticamente. Yo no estaba del todo ebrio y era consciente de la situación. Salí de la discoteca casi cargándole mientras balbuceaba entre dientes: “A mi casa no me lleves”, porque según pareciera se haría un escandolo familiar. Entonces la lleve al hotel más cercano y pasamos la noche durmiendo profundamente, como si no hubiéramos dormido en días.

    Al día siguiente, domingo, Alicia se inventó una excusa muy creíble para que sus padres no la reprendieran. Se apareció por su casa como a las diez de la mañana y sólo sentía ganas de verse con su ex. Sabía que estaba alojado en un hostal por poco tiempo. Llegó a la recepción y subió hasta el tercer piso y en el 303 le esperaba con la puerta abierta su ex, que poco antes le había llamado a su celular, avisándole que llegaba. Se dieron un beso mientras se abrazaban muy efusivamente, en la puerta de la habitación. Entonces, tuvieron una pequeña charla y fueron al grano. Ambos se desnudaron, y para variar, lo harían en el baño. Con ella adelante, y el agua fría que caía suavemente, mientras que él, con sus dos manos apretujaba suavemente sus dos pechos, mientras el agua resbalaba y hacían el amor muy plácidamente.

    DIARIO DE UN SURFISTA AVENTURERO

    Junio, domingo 13, 23:00


    Hoy amanecí con resaca, no me imagino coma haya amanecido Alicia, quien fue la más borracha. La noche de ayer se dio como yo quería. La voluptuosa de Alicia se había echado a mis brazos como niño en busca de comida. Me decía: “Sabes Sebastian estos días he estado un poco extraña contigo, tú sabrás que a las mujeres nos pasa eso de la regla… me entiendes?, (vaya excusa que parecía creíble y verosímil) Yo le contesto como fingiendo no saber nada: “ Lo entiendo, ya las había escuchado de otras amigas, y no te culpo, son las hormonas, qué puedes hacer.” “Estoy pensando dejar la universidad como tú.””Y eso por qué.”le digo. “Me aburre lo que estudio y envidio tu estilo de vida, sin complicaciones y tan simple como una ave que sale todo los días a volar, y así, tan libremente.”“Me estas diciendo que quisieras estar conmigo para experimentar lo que verdaderamente soy? dije con cierto énfasis. _”Creo que los dos nos gustamos, porque no probamos para ver como nos va.””Pero qué dirán tus padres, yo lo hice porque soy hombre y porque por propia naturaleza tenía más recursos para mantenerme solo, y porque además, hice de mi hobby mi vocación un medio para luego, con el tiempo darme sustento.”“Sí…lo entiendo Sebastian. Sabes…para estudiar Arquitectura se necesita un poco de arte, lo sabes, y yo pintaba y dibujaba desde niña, así que si sé por donde agarrarme para sobrevivir y no hacerte una carga pesada para ti.”lo dijo ingenuamente.”Me puse a pensar mirando lo que había en mi celular. Resultaba algo prometedor y aventurado, soñaba con tenerla a mi lado como compañera de ruta y de complicidad, que hace de la vida, un refinado viaje, de decisiones e indecisiones, con un final conocido, que es la muerte,pero que era parte en sí de dicho viaje. Entonces, me llené de esperanza de que ella decidiera el cuándo de dicha aventura. Y le dije: “Si te vas conmigo, jamás volverás para atrás, piénsalo y tendrás fidelidad asegurada.””Sí, lo pensare”,dijo.


    Por lo dicho por Alicia, Sebastian se sentía seguro de que ella vendría a sus brazos para hallar un futuro con él. Pero lo que desconocía, era que se estaba acostando con su ex y que había venido por algo. Parecía que quería regresar con ella. Hawai era para Alicia un lugar exótico donde estar lejos de su familia. Su ex era un empresario que le iba bastante bien con la escuela de serf, que había fundado junto a un socio. Digamos que era un hombre bien forrado, mucho más diferente que aquel hombre con destino incierto, cuando tenía como enamorada a Alicia. Ahora tenía todo lo que podría desear de él. Ya no era un misero hombre sin futuro. Alicia estaba entre la espada y la pared. Por un lado, Sebastian y su estilo de vida libre, modesta y natural; y por otro, la de su ex, que le ofrecía un futuro diferente, quien le seguía queriendo. Para Alicia las dos opciones les hacia mantener estar lejos de su familia, el dilema estaba, empezar algo nuevo conmigo o regresar al pasado que su ex, que venía decidido a continuar lo que habían interrumpido. Tenía que tomar una decisión pronto por que su ex se marcharía ya y sólo esperaba su respuesta.

    Pasaron los días, yo seguía con mi rutina de salir a surfear antes del amanecer, hacer un poco de ejercicios, regresar a casa a cocinar y luego, nuevamente al mar. Los domingos daba clases a un grupo de niños muy empeñosos por correr tabla ya, por el enorme entusiasmo que lo ponían

    Compartía mis días en el mar con grupo de amigos haciendo competencias; pero lo disfrutaba más estando solo.Eran como yo entregados a la pasión por el mar y el serf. Se pasaban horas y horas en el amar, y no faltaban algunas chicas, que se interesarían por sus destrezas y habilidades con la tabla, que a veces se ponían a observarlos en la orilla del mar. Al regresar a casa, antes de dormir, en la oscuridad de la noche en que uno está solo con uno mismo, me preguntaba si Alicia sería capaz de aguantar este ritmo de vida que llevo, exclusivamente al mar, mis amigos y al serf. ¿Sería capaz de dejarlo todo por estar a mi lado? ¿De la comodidad a lo austero?. En que dilema se ha metido Alicia, pobre niña de papá, que no le deja ser ella misma.

    Yo seguía con mi vida y no sabía nada de Alicia. Pasó una semana desde esa vez en la discoteca y no me ha llamado, lo hubiera llamado pero era ella la interesada, yo estaba bien solo y con lo que hacía. Sólo tendría que esperarlo a ella, pero sentía la curiosidad de su falta de comunicación. Así que me puse a indagar sobre el asunto y me contacte con una de sus amigas de la universidad. Sorpresivamante me entere de que Alicia ya no asistía a las clases, y que según ella, que era una de sus amigas muy cercanas, que los últimos días venía a recogerlo en un auto un joven bien atildado y caballeroso, a la salida de la universidad. Debió ser su ex, me dije. Y así fue, su amiga me dijo que cada vez que se veían se besaban en la boca y que sí era su ex: Juan Carlos. ¿Juan Carlos?, ese nombre me suena, no es Juan Carlos Nuñez?... creo que sí contesto su amiga. Pues creo que perdí, Alicia se fue con él. Con mi mejor amigo de antaño. Lo único que sabía es que se había ido a Hawai por amor. Y al parecer regreso aquí por más amor, se llevó a Alicia mi dulce pececito. Que puedo hacer, ella escogió porque tal vez lo seguía queriendo, y creo que no estaba convencida con lo que yo a simple vista y sin exigirme mucho lo demostraba. Bueno ya esta y a seguir para adelante.


    DIARIO DE UN SURFISTA AVENTURERO

    Junio, lunes 21, 22:50


    Estoy triste y decepcionado por Alicia. Me ilusioné y soñé mucho con ella. Imaginé una vida juntos por el resto de nuestros días. Y lo peor es enterarse que la vida te da unos giros inesperados dándote una cachetada, como queriendo despertarte de tu ensueño y confrortarte con la realidad. Uno no sabe lo que el destino te tiene reservado. Haces tu vida creyendo que todo lo que haces te conviene y te gusta; pero sin embargo, ella te muestra como un espejo otra cara de ti que desconocías, y luego, te sorprendes por lo que ves, diciéndote: esto no lo esperaba o no lo quería. Pero luego ya vez, que hay una mano invisible que nos manejara como un juego de títeres y que la vida fuera un escenario, del que reírse, hasta que el titiritero se aburra de nosotros y unos guarde en un viejo cajón de títeres, para que cuando le de la gana, nos vuelva a sacar para volver a escena, y escuchar la sonrisa barata de un público fantasioso, quitándoles la apatía y regalarles una sonrisa, plácida y gratuita. Así es Alicia el destino, el titiritero quiso jugar con nosotros, armó una escena donde los dos jugábamos, y cuando el juego comenzó a aburrir, y tal vez, ya no le servíamos para lo que él quería de nosotros, nos separó y ya no estábamos juntos en el mismo cajón de títeres, si no que tú ya no estabas y el titiritero te hubiera botado del cajón, y te hubiera alejado de mí, para seguir jugando. Pero ya vez, ahora me quedo solo y continuaré con mi vida. Tengo mi propio juego, el serf, y nadie me lo quitará y seguiré esperando a que alguien me acompañe, como tú lo hubieras hecho, con una vida tranquila, simple y sencilla, como alguien que obedeciera a su voz interior, que es la voz de nuestro destino, y que se nos hiciera una pasión entrañable.
     
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