El Azul Profundo de las Cosas

Inevitable fue conocerte;
Y entre las rosas del tiempo comenzamos a existir,
Pintamos, alegres y encantados
Las dulces penas de poder vivir.

Inevitable fue entonces olvidarte,
Y desde ese instante mis besos se volvieron aire,
Para atravesar en un suspiro los campos,
Para estar en cada uno de tus momentos.

Inevitable fue entonces no quererte,
Porque entre los largos debates de mis pensamientos
Siempre aparecías tú, dulce rosa encantada,
Para llenar de perfume mis sueños.

Y entonces comencé a enamorarme,
Y pinte calladamente mis sentimientos,
Porque prohibidos eran nuestros deseos
Ocultos pues, íbamos de la mano.

Y en el transcurso de mis días,
Amarte más era mi sueño;
Pues al caer la noche me sentía tan dichoso,
Al irse el sol, me convertía en otro hombre.

Un hombre que quizás nunca fue amado,
Pero que a tu lado se sentía dominado.
Entre el aroma de tus sabanas azules,
Entre los pétalos, de tus flores marchitadas.

Y esta ambivalencia lo volvía loco,
Y cada noche buscaba saciar esa locura.
Pues había buscado una cura entre tus brazos,
Entre tu cama y el cielo, ya nada lo cambiaba.

Inevitable fue, no olvidar el azul de tus lágrimas,
Que me desgarraban el alma,
Que clamaban a gritos una salida
Y que sólo juntos podíamos calmar.

Y, para ese entonces, ya nada nos importaba.
Porque tuvimos juntos en nuestra alcoba,
El rojo carmesí del atardecer
Y el azul profundo, que después, sería la noche.




Ahora bien, tierna luz de mis cantares,
Ahora que ya todo te lo he dicho,
Apunta con fuerza ese fusil endemoniado
Y no falles, no te detengas.

Inevitable se me hizo, calmar mis amarguras,
Pues a cada instante te perdía y te esfumabas.
¿A dónde te fuiste con tanta prisa
Sí entre mis brazos estabas encantada?

Inevitable fue entonces, no dejar de escribirte;
Y entre mis luces tenues te dedicaba un verso,
Unos tristes, un par de ellos contentos,
Que tanto le escribían, a tus canciones olvidadas.

Los que te rodeaban incitaban más mi ira,
Celosos de las cosas tuyas, te ignoraban.
Perdían su tiempo entre basura,
Gimiendo entre hipócritas bellezas, te sacrificaban.

Inevitable fue entonces, no querer alejarme contigo,
Pero entre tanto cariño, tus besos, algo me reprochaban;
¿Serán las cosas que aún no he dicho,
O serán iguales que has callado?

Solo pude decirte algo;
Que entre el azul profundo de las cosas,
El creador tiene para ti algo inesperado,
Que sembrará cizaña entre los malos,
Pero tendrá alegría entre los que verdaderamente, te han amado.

Inevitable es, a partir de ahora,
Separarme de tu lado.
Porque entre el azul profundo de las cosas estas presente,
Porque entre mis momentos veo, cuanto realmente te han dañado.