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El bostezo

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Cris Cam, 25 de Marzo de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 456

  1. Cris Cam

    Cris Cam Poeta adicto al portal

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    Género:
    Hombre
    El bostezo

    A Damaris


    Caminar en la niebla.
    Puede ser ejercicio de oscuridad.
    Mirarte a los ojos,
    cercana levitación.


    Difieren las horas locales,
    Quedarse en silencio.
    Hasta el inevitable bostezo.
    No es señal de aburrimiento.


    Las neuronas piden oxígeno,
    luego del abrazo,
    interpretado, perpetrado, interperpetrado.


    Mis ojos se cierran,
    quiero quedarme aquí.
    Tus palpitaciones,
    señales de la madre tierra.
    Tu pecho mi Tabor.


    Ssswiffsss....
    Abrir los ojos y encontrarte,
    despeinada, desparrada,
    párpados hiperdinámicos,
    camisola arrugada,
    una sola media.


    No pidas disculpas.
    Sí ya lo sabías;
    muero por las mujeres simples,
    señal de su inteligencia.


    Mujeres que bostezan en sus bancas;
    para distraerse las mentiras de indulto.
    En los colectivos,
    rumbo a su puesto de canillera.
    En la puerta del jardín de infantes.
    En sus guardias de 24 horas.
    Y vos...
    mientras te restregás los ojos.


    No lleves la mano a tu cara.
    ¿Acaso tu boca emana demonios?
    Sus soldados blancos en su puesto,
    cascadas de miel desbordando comisuras,
    su campana llamando a diana,
    un ruido cervical rompiendo nudos.


    Yo no puedo,
    no debo bostezar.
    Cuando lo hago se bloquean más mis oídos.
    Y es escucharte menos,
    un decibel, un segundo, un cataclismo.


    Así que hacé un lugar.
    Alisá la sábana.
    Estirá las piernas.
    Tu nuca en el diamante del respaldo.
    Que aquí llega el desayuno.


    Disculpá no conozco la casa.
    Creo que este es el café,
    quizá estas las crackers,
    esta inscripción decía Sugar.
    No olvido tu Orange Juice.


    Rápido,
    antes del próximo bostezo,
    que aniquilará la magia.
    Que debo irme.
    Subir al poste telefónico.
    Y mimetizarme en un pulso de regreso.


    Caminar en la niebla.
    Puede ser ejercicio de oscuridad.
    Mirarte a los ojos,
    cercana levitación.


    Difieren las horas locales,
    Quedarse en silencio.
    Hasta el inevitable bostezo.
    No es señal de aburrimiento.


    Las neuronas piden oxígeno,
    luego del abrazo,
    interpretado, perpetrado, interperpetrado.


    Mis ojos se cierran,
    quiero quedarme aquí.
    Tus palpitaciones,
    señales de la madre tierra.
    Tu pecho mi Tabor.


    Ssswiffsss....
    Abrir los ojos y encontrarte,
    despeinada, desparrada,
    párpados hiperdinámicos,
    camisola arrugada,
    una sola media.


    No pidas disculpas.
    Sí ya lo sabías;
    muero por las mujeres simples,
    señal de su inteligencia.


    Mujeres que bostezan en sus bancas;
    para distraerse las mentiras de indulto.
    En los colectivos,
    rumbo a su puesto de canillera.
    En la puerta del jardín de infantes.
    En sus guardias de 24 horas.
    Y vos...
    mientras te restregás los ojos.


    No lleves la mano a tu cara.
    ¿Acaso tu boca emana demonios?
    Sus soldados blancos en su puesto,
    cascadas de miel desbordando comisuras,
    su campana llamando a diana,
    un ruido cervical rompiendo nudos.


    Yo no puedo,
    no debo bostezar.
    Cuando lo hago se bloquean más mis oídos.
    Y es escucharte menos,
    un decibel, un segundo, un cataclismo.


    Así que hacé un lugar.
    Alisá la sábana.
    Estirá las piernas.
    Tu nuca en el diamante del respaldo.
    Que aquí llega el desayuno.


    Disculpá no conozco la casa.
    Creo que este es el café,
    quizá estas las crackers,
    esta inscripción decía Sugar.
    No olvido tu Orange Juice.


    Rápido,
    antes del próximo bostezo,
    que aniquilará la magia.
    Que debo irme.
    Subir al poste telefónico.
    Y mimetizarme en un pulso de regreso.
     
    #1

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