El caballito de mar y el cangrejo

Un día el caballito de mar se movía con gran rapidez dentro del agua buscando algo de comer y decía muy bajito:

_Hace cinco días que estoy comiendo sargazos y me siento dolor en el vientre, así no puedo seguir, tengo que apurarme para encontrar otro alimento de mejor gusto. Y mientras hablaba para sí tropezó con el pez globo, el impacto lo detuvo y aceleró su pensamiento:

_"Excelente pez globo para un banquete, aunque tiene mala fama todo el mundo se lo come, algo tengo que hacer para dormirlo y poder apresarlo"

Entonces el caballito de mar empezó a relinchar como si fuera un caballo de carrera. No sé la emoción que sintió el pez globo: si se asustó, si le resultó musica la voz aquella, sólo sé que se durmió. El caballito de mar no perdió tiempo y cargó con él, en su pensamiento llevaba la cebolla, ajos, pimientón…

_”Buscaré a alguien que me ayude a cocinar el pez globo porque yo solo no me atrevo. A los pocos minutos el caballito de mar arribó a la costa con con el pez globo.

Allí lo recibió el señor cangrejo que por ser el cacique de esa playa, ocupaba el cargo de vigilante en lo alto de una torre. No tardó en indagar sobre el nuevo visitante:

_¿Qué te trae por aquí, caballito de mar?

_Necesito un Chefs de cocina de alta calificación para cocinar el pez globo de mucha fama.

_¿Sabes tú que el pez globo es el pescado del olvido y de la alegría?

-No entiendo nada –dijo el caballito- explícate mejor.

-Quiero decir –continuó el cagrejo vigilante-, La persona que come pez globo se olvida de todos los problemas y por tanto le llega la alegría.

_Solo sé que tiene misterios _respondió el caballito de mar. Y echando burbujas por su boca vociferó: ¡Tengo hambre atroz, soy capaz de comer el pez globo o cualquier otro cangrejo que pase por aquí!

El cangrejo abrió los ojos enormes y dijo nervioso:

_Yo soy experto en ese plato y preparando el guiso advirtió:

_Mientras yo cocino tú vigilas porque todos los días tengo combate con los pescadores que pasan por aquí.

El cangrejo cocinó el pez globo con la rapidez de un relámpago, y cuando se disponían a cenar, fueron sorprendidos por un pescador, quien sin saludar ni esperar la invitación se comió desaforado el suculento manjar. A los 3 minutos el pescador cayó desplomado al suelo sin aliento.

El caballito de mar y el cangrejo registraron la mochila del pescador y encontraron un carnet que decía: “Club de de submarino”

Entonces el caballito y el cangrejo comentaban:

-Qué raro, no tiene aspecto de submarino.

-En su bolso no hay ningún instrumento de esa actividad.

Muy pronto advirtieron que el rostro del pescador se volvía negruzco, entonces discutía sobre la responsabilidad de cada uno sobre e hecho

-Lo primero que hay que hacer es salvar la vida este aventurero –opinó el caballito. Luego acariciando las muelas del cangrejo agregó:

-Y esa responsabiidad es tuya porque eres el vigilante de la costa.

-¡Te equivocas –vociferó el cangrejo-,tú eres el máximo culpable por haber llegado a mi costa con un pez misterioso! Acto seguido sus muelas tuvieron voz fantasmal:

-¡Inmediataente, sube a lo alto de la torre y llama a la ambulancia!

Sin tardar, el caballito de mar cumplió la orden: por los equipos de comunicación se escuchan sus relinchos:

-¡Apúrense en venir, hay que evitar que el aventurero se olvide totalmente de la vida y de tods sus maravillas!

A los pocos minutos llegó la ambulancia y cargó con el moribundo aventurero.

Luego el caballito de mar muy contento:

_Eso le pasa a todos los intrusos, ahora podemos comer tranquilos todo el contenido del pez: hígado, riñones, ovarios, tripas y globitos!

Fue así, que ambos amigos crutáseos tuvieron comida para varios días, porque ellos son inmunes a la sustancia tóxica del pez globo.

El pez globo es venenoso por lo que solo chefs de licencias especiales pueden preparar este tipo de pescado. En cualquier caso el consumo de hígado y ovarios está prohibido porque es ahí donde contiene la toxina.