El catedrático de fantasía

EL CATEDRÁTICO DE FANTASÍA

Y aquí estoy, frente a la misma ventana,
una semana después
de haber acabado con mi robot.
Pero, al parecer, solo literariamente,
porque su rumor metálico
continúa encastrado en mi bombo,
perdón, en mi computadora.
Uno sabe que el robot le gobierna
cuando se olvida de los recuerdos
y no se angustia ante la tragedia otoñal
que arranca cada hoja del calendario,
y todas esas cosas de la vida…

Hace tiempo que me habita ese tipo raro
que solo recita incansable el rosario de un código
igual que mis hijos con las tablas de multiplicar:
tres por tres nueve, tres por cuatro doce…;
si es que los convierten en robots desde niños.
Que sí, que está muy bien lo de la aritmética,
pero que les enseñen a preguntarse «por qué»,
que les enseñen a sentir lo que piensan
y a pensar lo que sienten, y, sobre todo,
que por Real Decreto propongan la fantasía
como asignatura obligatoria.
Qué bello sería aquello «de catedrático de fantasía»,
pero no parece que soñar esté de moda
entre los hombres del traje gris,
mucho más preocupados por la «disciplina»,
por examinar a niños de seis años,
por que pinten el sol de amarillo
y las hojas de verde (como dios manda),
y que las aulas se conviertan en granjas,
y que los niños sigan jugando al fútbol
mientras las niñas animan desde las gradas rosas
a su príncipe azul.

¡Maldigo y desprecio la disciplina por la disciplina!,
si no es para enseñar cómo quebrantarla,
si no es para entregar la llave de su puerta.

Maldigo el pudor heredado;
hablo de ese recato santurrón y robótico
en torno al miedo de ser uno mismo.
Que impartan en las aulas la importancia
de la historia de aquel niño que jugaba libre
antes de que empezase el carnaval.

¿Cuándo olvidó el ser humano que amar sin complejos
era la disciplina más eficaz?

Y me dirán que el humano siempre fue un hijo de puta,
y es cierto, pero también fue el mejor amante.
La moneda de la historia está trucada
por un vasallaje social planificado,
¡que no somos tan cabrones, Nietzsche, que no!,
que son demasiadas cruces
para tanto humano que dio la cara
por la humanidad.

¿Y qué hacer, entonces?...,
maldita sea…, ¡pues qué sé yo!
En cualquier caso, todo sería diferente
si por cada bandera de fachada
regalasen un telescopio
para así apuntar al firmamento
hasta que todo rodase en silencio…
La cura de levedad de la poesía
podría cambiarlo
todo.

Ojalá que el futuro nos depare
ese catedrático de fantasía,
y que enseñe a los chavales el milagro
que sucede cuando después
de miles de millones de años de viaje estelar
aquella gota de luz posa el brillo de su historia
en lo negro de nuestra mirada...
Quizá los niños comprendan así
que la revolución empieza por uno mismo,
y, también, como no, en las aulas del mundo,
con ese maravilloso educador de fantasía,
con ese buen profesor
que uno recuerda

para siempre.


Kalkbadan
En Madrid, a 10 de febrero de 2019

 

En realidad ya se sabe lo importante que sería una buena educación escolar de los chavales, pero lamentablemente algo en teoría tan sencillo aún está a años luz de hacerse realidad (y eso hablando en un país como España, casi del primer mundo ). El verdadero problema es que si en una sociedad moderna y primermundista no nos ponemos de acuerdo en cosas sencillas y evidentes, cómo vamos a hacerlo en una materia tan trascendente e importante como la educación de nuestro hijos!. La primera asignatura obligatoria debería llamarse Aprender a pensar por uno mismo, y la segunda Felicidad y Empatía... (otra cosa sería encontrar y preparar muchos y buenos maestros para ello)
Me gustó mucho eso de cambiar las banderas de los balcones por telescopios (además precisamente hoy viene a huevo ) y el cierre me trajo buenos recuerdos de mi época de instituto.. (a un excelente profesor de historia..). Un gran poema, Andreas. Mis felicitaciones y abrazo amigo.

 

Me vino a la memoria la película "La lengua de las mariposas "
y aunque ahora un crío de 5 años ya sea medio informático
hemos ido dejando atrás otras asignaturas importantes
y la mayoría podemos impartirlas desde casa ,algunas tan simples
como mirar al cielo y perderse en un manto de estrellas,
pero la contaminación lumínica , el acceso a campo abierto
cada vez más alejado de las ciudades y que un niño pasa más tiempo
entre deberes escolares y maquinitas que respirando calle, jardines o flores de la ribera,
es cada vez más complicado enseñarles la naturaleza in situ.
Es importante que las nuevas generaciones estén capacitados para un mundo informatizado
pero no hay que olvidar que la naturaleza, además de comida y otros recursos,
nos enseña lecciones de vida.
Siempre es un aprendizaje leerte, Andreas y además un placer.
Un abrazo, compañero.
Hoy veo bastante mal, disculpa los fallos...

 

¡Hola, Luis! Una vez más te agradezco que te detengas con tu siempre atenta lectura por mis letras. Qué añadir a tu comentario... Completamente de acuerdo, compañero... Resulta penoso que un país como el nuestro no se ponga en marcha con un tema tan esencial como lo es la educación. El cortoplacismo de la clase política es lamentable, usándola como una simple baza electoral. Lo veo y lo siento como una tragedia, porque el cambio será con chavales formados, y, como dices, con la capacidad crítica suficiente para despojarse de ese forofo endémico español. Hace tiempo, y lo he comentado ya muchas veces, preguntaron a un político finlandés que cómo habían conseguido resultados tan extraordinarios en su sistema educativo, y el político respondió que teniendo solo el recurso de la pasta de papel no se iba a ninguna parte, que hacía falta enseñar a pensar, y, en un arrebato de humildad, este político reconoció que no había que relajarse, porque habían percibido en esta última década una «pérdida» de curiosidad en los niños. Manda huevos...
No pretendo ser chovinista finlandés y es que mucho tienen ellos que aprender de nosotros, pero deberíamos tomar nota.
El sistema actual sigue estigmatizando y dejando en el camino a muchas mentes maravillosas, simplemente porque no se ajustan a lo que el sistema considera «niño inteligente», y eso es una putada, ya no solo para el chaval, sino para el país. La creatividad, el pensamiento abstracto, el pensar por pensar, la empatía, la libertad, y la felicidad, en definitiva, no son materias que se trabajen en las aulas de este país. Y este futuro frenético que va llegando parece que reclama precisamente mentes creativas, con capacidad de adaptarse y apostar por lo que realmente les apasione.
Ja ja, y ahí estamos..., colgando banderas como locos por el bien de españa.
Me alegra que fuera de tu gusto el cierre, compa. Cómo nos marcaron esos buenos profesores, ¿verdad? Te cambian literalmente la vida, la forma de ver la vida. ¡Un recuerdo agradecido para ellos!
Un abrazo querido amigo, y feliz semana.

 

Excelente. Un gusto leerle. Saludos.

 

¡Rosario! Se me "traspapeló" este maravilloso comentario tuyo; disculpa, compi...
Qué bien traída «La lengua de las mariposas». Es sencillamente genial aquella película, el paradigma del maestro... ese mentor que nos marcará la vida para siempre.
El gusto es siempre mío, amiga.
Un abrazo y que la primavera te siente bien.