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El circo de las almas rotas

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por ANAPLUCHINSKY, 23 de Enero de 2023. Respuestas: 1 | Visitas: 262

  1. ANAPLUCHINSKY

    ANAPLUCHINSKY Poeta asiduo al portal

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    Me llevó más de doce años entender la dinámica en el modo de relacionarse que tenía ese grupo de personas. Hablo de grupo porque si bien llevaban el mismo apellido y habían salido del mismo vientre, de familia, no tenían más que la sangre. Esa sangre que parecía estar seca, que parecía no correr por sus venas.
    Eran cinco hermanos, me atrevo a hablar en tiempo pasado porque para mí desaparecieron desde aquel momento en el que puede salir de ese espantoso hechizo, de ese entorno lleno de inseguridades y por lo tanto cargado de envidia y competencias.
    Su madre, era una mujer que había sido diagnosticada por ellos mismos como bipolar, dueña fiel de una ambivalencia de amor-odio. No se dejaba querer, y así huía emanando odio a quien quisiera darle un poco de ese sentimiento tan valorado por las mentes sanas.
    El padre había muerto hacía unos años, estaba separado de su mujer, pero ella fue su sostén hasta el día de su muerte.
    La hija menor era una adulta encapsulada en una adolescente, caprichosa. tratando siempre de transgredir, llamando la atención con sus cambios constantes en su sexualidad y sus conductas rebeldes, que solo la conducían al fracaso, pero ella se sentía victoriosa.
    El desamor y sufrimiento de su madre eran su trofeo de guerra, había partido a España en busca de nuevos caminos, yo creo que había partido para que uno sintiera su ausencia.
    Era una persona a quién el dolor del otro la hacía fuerte, algo que se veía claramente en el actuar con su madre. Recuerdo una vez, después de un año, volvió al país, su madre estaba muy emocionada, se quedó alrededor de cuarenta y cinco días, solo la vio dos veces, cuando la visitó, lo hizo con la peor cara de culo que alguien puede tener, cuando se cruza con el enemigo y la otra, en la casa de su hermana, mujer arrogante y narcisista, quien había estafado a su madre, cuando conoció al amor de su vida, un tipo igual que ella, con el signo pesos dibujado en sus ojos.
    Debo confesar que conmigo fue siempre muy gentil y correcta, pero con los demás era una mujer tajante y sin sentimientos o bien si, en ella prevalecía el resentimiento, tal es así, que no solo estafó a su madre con cosas materiales, sino también con algo imperdonable, algo que ninguna madre merece, la desheredó de su lugar de abuela, una estafa al corazón. Solo se acordaba de su madre, cuando tenía que salir a pasar una buena noche con su marido, ahí llevaba a sus hijos como dos bolsas de papas y los dejaba con una persona que para ellos era desconocida porque nunca había ocupado el lugar que se merecía.
    La hermana del medio, en aquella estafa, se puso del lado de la madre, deseándole con muchas ansias, la muerte a su sobrino recién nacido, el hijo de la estafadora.
    La ira de esta mujer pasaba límites, era como que el odio le salía por los poros, con el marido hacían un equipo perfecto, él era un tipo raro, se mostraba callado pero sus ojos hablaban y mucho.
    Un buen día, decidieron ser padres, y en una fiesta de cumpleaños, ya todos unidos, porque la guerra con la estafadora, la había aburrido y ahora parecían haberse unido para hacerle la vida imposible a la madre, contaron la buena noticia. Noticia que fue feliz por poco tiempo, ya que el chiquito no llegó a nacer por un problema genético.
    Al enterarme, me resonó fuertemente la frase “Cuidado con lo que deseas…” por suerte la vida no fue tan cruel con ellos, y le devolvió la sonrisa con una bella hija, pero antes de eso, su nivel de maldad e ira se había potenciado, recluyéndose en esos sentimientos, detestaron el embarazo de mi segundo hijo, no quiero imaginar lo que desearon.
    Mi niño, nació con una cardiopatía congénita, en medio de tanto dolor, ellos seguían creando discordia, cero sensibilidad ante ese terrible hecho.
    Después de un años y tres meses, cuando mi hijo gozaba de buena salud, nos enteramos de que su hija de ocho meses, estaba internada padeciendo una grave enfermedad, la cual afecta las arterias del corazón, nuevamente se me vino a la cabeza la frase: “Cuidado con lo que deseas”.
    El padre de mis hijos, tercer hijo de esta mujer bipolar, un tipo oscuro, su posición favorita era la de la víctima, narcisista al igual que su hermana, andaba por la vida seduciendo a quien se le cruzaba con su vocabulario amplio y correcto, pero de la puerta para adentro era un parásito, esos parásitos que depredan el alma, que te dejan sumergida en una realidad oscura, una realidad que prefiero dejar en el olvido.
    La relación con su madre era bastante buena, él se mostraba compañero, por mucho tiempo pensé que él, al igual que su hermano, eran los únicos que lo valoraban a su madre.
    Pero mirándolo de afuera lo que no querían perder era ese lugar, que los nombraría herederos de su poca fortuna, el que abandona no tiene premio, ¿no?
    Digo poca porque, la que fue mi suegra, compraba el amor de sus hijos, siempre era amor a cambio de algo material y si eso no estaba, el vínculo se rompía fácilmente. Así fue dándole a los hijos casi todo lo que tenía, sin lograr recibir el cariño que tanto necesitaba.
    Tanto a ella como a sus hijos parecía que lo único que les daba paz era el dinero, se sentían mejores personas teniendo más, sin lo material no eran nada.
    Yo logré separarme, justo antes de la pandemia, y al separarme de mi flamante marido, como todos lo veían, me alejé de este maravilloso circo, necesitaba haceerlo.
    Al poco tiempo, su madre enfermó de cáncer, y el nefasto de su hijo me dio a entender que había sido por causa de nuestra separación.
    Enterarme de su enfermedad causo en mi mucha tristeza, ya que, en el fondo, ella había sido conmigo una buena mujer, una excelente abuela y eso la hacía grande.
    Lloré muchas veces en silencio, nunca pude mandarle un mensaje porque en un ataque de odio me había bloqueado de todos lados.
    Si bien la quería, la juzgaba por su ambición por la plata y pensaba que esa ambición había sido heredada por sus hijos.
    Una noche, esperando su desenlace, me suena el teléfono, era ella, con voz super débil, recuerdo que me dijo:
    “Quiero verte, me quedan pocas horas de vida”.
    Sin dudarlo, al día siguiente subí a mis hijos a un taxi y fui a verla.
    Al llegar al sanatorio, estaban todos alrededor de su cama, llorando y sin consuelo, hasta su hija de España había venido de urgencia a despedirla, Por fin había logrado que la valoren, pensé, seguramente, estaban arrepentidos.
    Por otro lado, supuse que la muerte de esa madre bipolar los uniría para siempre, ya que había escuchado de la boca de todos decir que ella era quien los separaba.
    Tomé coraje, me acerqué a su cama, estaba consumida, tomé su mano fría y entre en llanto. Lloramos juntas, con palabras que apenas salían de mi boca, trate de explicarle que el dinero que me había prestado para comprarme la casa se lo iba a devolver a su hijo, me hizo callar rápidamente, diciéndome:
    - “Esa plata a él no le pertenece, esa plata es parte del techo de mis nietos. No le devuelvas nada”.
    Mi ex marido, no se despegaba de al lado de su cama, viéndome como el demonio que había ido a adueñarse del alma de su madre. Ella le pidió que se retire, que quería hablar sola conmigo y muy despacito me dijo:
    - “Yo no te odio, yo te admiro. En vos veo reflejada la mujer fuerte que fui alguna vez, pero un hijo de puta me hirió tanto que me convirtió en esto que vos conociste. Solo veo una diferencia, vos tuviste la fortaleza para separarte a tiempo, a mi me llevo años hacerlo y si bien pude, cargué con la culpa hasta el día de su muerte. Mi hijo es igual a su padre, por eso se muy bien lo que pasaste.”
    Me fui, dando cuenta que a lo largo de los doce años esta mujer bipolar estaba quebrada por el desamor que había padecido, que sus hijos eran el fiel ejemplo de su padre y que ella había sido una víctima más de esos seres que tienen todo y no dan nada.
    Murió a los dos días de haberla visto, antes de morir le pidió a todos que no se peleen por el dinero, que cuando volvieran de su funeral, se reunieran en su departamento y que abrieran un sobre con una importante suma de dólares y que se lo repartan en partes iguales.
    Sumergidos en un dolor “inexplicable”, hicieron lo que su madre quería y unidos por la hermandad, se dispusieron a abrir el sobre, el cual estaba vacío.
    Ella se fue cargada de la ira transmitida por sus hijos durante tantos años y ellos, reunidos alrededor de una mesa, ante un sobre vacío, se quedaron ahí, con sus almas rotas.
     
    #1
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  2. marlene2m

    marlene2m Miembro del Jurado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Cuentas una historia arrebatadora
    donde el odio y la venganza
    se desatan ...y el perdón es solo un soplo de brisa
    para mitigar un tempestuoso final .
    buena obra , me gustó
    Saludo
     
    #2

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