El circo

Te vi sentada frente a frente,
retadora, tus ojos cual domadora
queriendo llevar la carne a la fiera
que posa en mis laureles;
me despojaste de mi delirio de ser
yo quién mandara,
al fin sacaste tu casta y el apellido
salio cual bandera hasta la punta del asta.

Desafiante alzaste la voz para que yo me callara,
las argollas aquellas… las que tanto valoraste
volaron por los aires y fuiste tú quién las despreciaste;
dejaste que el circo siguiera y con acrobacias
y trucos de chantaje, a las lágrimas te entregaste
para terminar el acto huyendo de la escena
con aplausos solo tuyos y de nadie más.

Me quede solo en las butacas pendencieras
lamiendo las heridas de tus palabras traicioneras,
entre ojos que me miraban con delirio de quimeras
las noches aquellas, las primeras… montaste bien cada acto
para que yo me distrajera, cerrando el telón
entre nubes que fueron y ya no eran, degollaste la confianza
que te tenia, la colgaste de un poste dejándola herida.

La función acabo, te fuiste airosa al camerino
dejando sangre y dolor en el camino, seguí tu huella
jadeante y me llevo hasta el cementerio, ahí un par de cuervos
gritaban a la par lamentos, burlas que estremecían
y una mariposa negra se paro en mi costado, ahí fue cuando
supe que tú habías ganado.

 

Gracias por sus lecturas.

 

Hola César, tus líneas me dejan pensativa, sigo diciendo que la vida no es una competencia, es lindo escichar la voz del sentimiento ya sea a gritos o silenciosamente. Saludos paisano grato leerte
¡SONRIE DURANGO!!!!

 

Gracias por tu comentario colega y paisana, hay que experimentar varias formas de ejecutar este hermoso arte de la poesia, gracias por dejar siempre tus huellas.