El club suicida.

Muéstrame tus manos,

y todas las cicatrices.

esas grietas en tus labios,

por besos que no diste.


Porque tú no te quieres,

como habría de hacerlo el.

cambia los papeles,

y dime lo que vez.


Enséñame los cortes,

las más profundas heridas.

como pronunciar su nombre,

y el despreciar tu vida.


Y dime lo peor,

que podría pasar.

si el dijera no,

siempre hay alguien más.


La última palabra,

la tienes tu misma.

puedes cambiar de ventana,

no somos metal que brilla.


Si a él le eres indiferente,

no tiene que ser el final.

puedes ver otra gente,

y no dejar de respirar.


Eso te convierte,

en algo que odias,

un ser inerte,

una alma rota.


Donde cada persona,

solo dolor respira,

el ego nunca perdona,

en ese club suicida.