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El columpio

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por chalaramoscuencamendez, 24 de Octubre de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 183

  1. chalaramoscuencamendez

    chalaramoscuencamendez Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    15 de Febrero de 2014
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    “Surca el viento, fiel . . . con tiento.”

    De henequén, bien reforzadas,
    dos sogas son amarradas
    a rama fuerte, uniforme,
    de una jacaranda enorme.

    Tal brazo les da de abrazos
    a ese par de recios lazos,
    como eje fijo les sirve,
    la escena es irresistible.

    Ya que, a lianas adherido
    un asiento suspendido
    se muestra absorto, admirado,
    aunque, en principio, calmado.

    Tranquilo, sin tener prisa,
    confía en que llegue la brisa,
    anhela el aliento humano
    vigoroso, franco, sano.

    Aguarda el momento justo
    de moverse, darse gusto,
    espera iniciar el viaje
    consciente de su linaje.

    Desea que alguien lo aborde,
    que lo impulse, empuje, acorde,
    hecho lo cual, muy gracioso,
    proyectándose precioso.

    El columpio presto, sube,
    baja, asciende hasta una nube,
    desciende, se eleva al viento,
    surca altivo, así, con tiento.

    En un balanceo que crece
    el pasajero se mece,
    aprieta duro el ombligo,
    se “autopropulsa”, les digo.

    Las piernas encoge, estira,
    mientras panorama mira,
    un buen consejo recuerda
    asirse firme a la cuerda.

    Sentarse fijo centrado
    para no “salir volado”;
    ley de gravedad opera
    en ir y venir que impera.

    La rama del árbol cruje
    sin queja, feliz, recruje,
    por bajadas y subidas
    del trapecio, repetidas.

    Necesaria resistencia
    aguantar, sentida esencia,
    la actividad que sublima
    es dicha que no termina.

    El columpio toma y daca
    con ritmo, como una hamaca,
    linda curva, leal, dibuja
    con fascinación que embruja.

    Por el aire, entretenido,
    es péndulo sostenido,
    la energía le da la vida
    de agasajo, divertida.

    Balancín al firmamento,
    oscilar su fundamento
    rasgar el cielo fraterno
    vivo en busca del Eterno.

    La gloria, terso, acaricia,
    de niñas, niños, delicia,
    el vértigo les produce,
    al júbilo los conduce.

    Después de larga jornada
    de alegría desmesurada,
    de pasearse en el espacio,
    ya, sin bamboleo, . . . despacio.

    El columpio tan soñado,
    bien contento, aunque agotado,
    poco a poco queda quieto
    esperando nuevo reto.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    Ciudad de México, a 23 de octubre del 2019
    Dedicado a mi pequeño nieto, Ian Santiago Mora Ramos, como regalo de cumpleaños . . .
    Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
     
    #1
    Última modificación: 23 de Octubre de 2021

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