El concierto

En las ruinas de lo que fue la gran Abadía Benedictina de Domnos Sanctos, se conserva la que se conoce como Capilla de San Mancio. Una nave alargada, de altos techos, con una bóveda de cañón que sujetan unos arcos fajones y un par de ventanas de claro perfil románico que dan fe de su pertenencia a la fábrica más antigua de la abadía. En la última restauración se limpió la piedra, se colocaron unas verjas que permiten ver la capilla desde el exterior y se dedicó a espacio cultural.

Allí teníamos montado el escenario, con la megafonía que nos había facilitado el Ayuntamiento, algo que habíamos logrado a pesar de las sonrisas escépticas que nos mostraron sus componentes, cuando unas semanas antes les comunicamos nuestro deseo de participar en el Encuentro de Juglares que iba a tener lugar.
- ¿Vosotros? ¿y qué vais a hacer?- preguntaron con cierta desconfianza.

– Cantar – dijimos

– ¿Pero qué vais a cantar? - insistieron

– Pues romances. Romances del Romancero Viejo de León.

No estaban muy convencidos, pero al fin y a la postre nos dieron una hora, un día y un lugar donde participar.

Y allí estábamos, con nuestros vestidos de juglares, las guitarras y los nervios a flor de piel. Conmigo estaban Valentín, mi amigo del que tantas veces os he hablado y su hijo Jorge.

Aquella aventura había comenzado de la manera más singular: después de comer juntos un día, en la sobremesa, cuando la digestión y el café van espabilando un poco el humor, nos pusimos a cantar. Las canciones de siempre, las populares, pues son las que todo el mundo sabe y las que suscitan mayor participación. El caso es que, tras un extenso repertorio, comenté a la buena de Dios:

– Si hubiese alguien que me acompañase a la guitarra, me comprometía a cantar en el Encuentro de Juglares – dije yo.

– Pues yo toco la guitarra y mi hijo Jorge, todavía mejor que yo – comentó Valentín.

Y ya no hubo más. Unas tardes juntos para buscar repertorio y horas de ensayos hasta conjuntarnos.

De este modo se había preparado y ahora nos encontrábamos metidos hasta la cintura en tamaña historia.

Mentiría si dijese que no estaba nervioso. Dicen que tienes mariposas en el estómago, yo creo que tenía reactores, que no me dejaban parar. Para colmo de males, creo que me dolía la garganta. Y te viene a la cabeza que así no vas a poder cantar. Hacía calor, mucho calor, lo que no era ningún misterio pues estábamos en pleno mes de julio. Delante de nosotros se abrían filas de sillas vacías, que daban un aire desangelado a la capilla. Jorge y Valentín afinaban dando los últimos toques a las guitarras y probaban la instalación de los altavoces y la mesa de mezclas para que todo estuviese a punto. En esos momentos tenía la sensación de haber hablado de más, lamentando por qué me había enredado en toda esta historia, con esa impresión de que saldrían mal las cosas y haríamos perder el tiempo a las buenas gentes que se acercasen por allí, si es que alguno llegaba a hacerlo.

Un alma caritativa nos trajo unos refrescos y nos retiramos a una pequeña sacristía que se abría en una de las paredes.

Cuando llegó la hora, salimos al escenario y la sorpresa fue mayúscula cuando vimos la sala a rebosar, donde no quedaba ni un asiento libre. La gente aplaudía y a mí el corazón se me salía del pecho. La concejal de Cultura, nos presentó, tarea fácil, pues en el pueblo nos conocíamos todos; un silencio curioso e intrigado acogió el final de sus palabras. Me costaba meter aire en el pecho. Sonaron los primeros acordes de las guitarras y el bordoneo en la que tocaba Valentín. Sin casi darme cuenta, empecé a cantar, con una voz que se hacía firme y llenaba la sala:

“A cazar iba Don Pedro,

Don Pedro como solía.

Los perros lleva cansados

y el bastón perdido había...”



Durante doce años llevamos romances viejos a los pueblos , las villas y las ciudades de León.

 

Ahhhh que bella historia, yo sé por experiencia propia que a veces las cosas semi improvisadas o como dicen por nuestros lares, a lo loco, son las que mejor salen. Me encantó el lujo y derroche de detalles, todo el conjunto es simplemente magistral, Luis, saludos Daniel

 

Muchas gracias Daniel. A veces uno tiene la necesidad de recordar y poner sus recuerdos en el papel. Eso es lo que he hecho. Agradezco infinito si amabilidad. Un abrazo

 

Técnica y práctica la descripción que proporciona, realmente hermosa la combinación entre lo cotidiano y lo poético sumergidas ambas bifurcaciones en la prosa, no he vivido mucho pero avizorar personas como usted que brindan una clara síntesis de lo que en teoría es la vida es un privilegio.
Saludos cordiales, Marcelo Aurelio.

 

Muy agradecido a sus palabras, Marco Aurelio y gracias por su lectura de estas letras. La introspección y el detalle, son armas con las que contamos quienes imaginamos relatos. Mi consejo para quien quiere comenzar a escribir es ése. Hay que mirar dentro, encontrar aquello que nos define y motiva y ponerlo en palabras. Un cordial saludo

 

Totalmente de acuerdo, gracias por el consejo como usted dice la mejor forma de empezar es hallar el núcleo del que uno proviene y la razón, la misión que se nos ha encomendado y las historias que son las que no definen.

 

Encantado de saludarle, Marco Aurelio

 

Invaluables momentos que se quedan grabados en la mente, guardados en el corazón listos para ser recordados, experiencias gratas vividas intensamente, disfrutadas y sentidas. Siempre al artista, lo aguardan los nervios previos a su presentación, pero una vez subido al escenario logra salir adelante en favorables o no, circunstancias. Una tarde al fin de reunión afortunada. Pero que nervios sentí, solo de pensar, ¡un lleno total y no poder cantar! Me gusta mucho todo lo que logra transmitir y la anécdota en sí. Muchas Gracias por compartir su Arte, sus invaluables aportes mi Admirado Poeta y Querido Amigo @Luis Á. Ruiz Peradejordi . Por favor acepte mi saludo afectuoso y mis mejores deseos sinfín ☘

 

Ayyy Luís conforme te iba leyendo me iban entrando los nervios también a mí, y es que la puesta en escena suele poner nerviosa a la gente jejeje, pero al final seguro que aplaudieron todos y resultó un concierto maravilloso, me hubiese encantado estar allí presente para aplaudiros a tus amigos y a ti, pero de alguna manera he estado en ese lugar maravilloso y en esos momentos también preciosos. Encantada de leerte mi querido amigo, muchos besos para ti rebosando cariño y admiración.....muááááackssssssss....

 

Muchas gracias por esta presencia constante y deseada en mis letras. Es importante saber que llegamos con nuestras narraciones a quienes tienen la curiosidad de leernos. Este breve relato tiene su origen en una situación como esa que me tocó vivir en realidad. Tiempo después, recordando aquellos momentos, me decidí a escribir. Agradezco muchísimo las palabras que me dedica y yo también le envío mi saludo afectuoso y mis mejores deseos.

 

Es impactante la primera vez que te enfrentas al público, para hacer algo que no sabes si gustará o ni siquiera si saldrá bien. Esa experiencia me llevó a este breve relato. Ojalá os haya distraído un rato. Así que gracias por llegarte a este rincón perdido de los relatos y dejar huella de tu lectura. Sabes lo mucho que me gustan tus comentarios. Un fuerte abrazo y un gran beso. Cuídate mucho.

 

Y yo al igual me sentía con nervíos y esperando que este final fuese uno feliz por lo que veo que sí, eso es lo que no se ve en este pais, esa rica cultura y eventos que tienen nuestros paises, como extraño eso no sabe lo mucho que lo extraño. La vida muchas vueltas y quien sabe si un día aparezca en un de sus conciertos, me gustaría mucho sería algo fenomenal. Estoy desayunando de sus letras Amando (con todo el respto que se merece) poeta...

Besos color a nubes el día de hoy creo que lloverá.

 

A veces forma parte de la catarsis personal el recordar y plasmar esos recuerdos, no sólo los hechos, sino la impresiones, los miedos, las sensaciones. Fueron momentos impagables, de esos que se viven al cien por ciento.
Hoy, hace ya cuatro años que no doy recitales, debido a la muerte de mi amigo Valentín. Pero la memoria sigue viva. Gracias por acercarse a este relato. Un beso de colores.

 

Que relato bien llevado, poeta Luis. Me alegra que todo les salió bien y que se llenó de gente para escucharles.
Los felicito y no dejen de hacerlo, es algo muy bonito pertenecer a algún grupo y disfrutar lo que se hace. Le mando un abrazo grande,
me alegro mucho por uds. Saludo cordial. Azalea.

 

Gracias Azalea por tan agradable visita. Así es la vida, con sus preocupaciones y sus miedos, aunque con un poco de suerte las cosas acaben por salir bien. Agradezco mucha tu presencia y comentario. Un cordial saludo.

 

Me gustan estos relatos vivenciales que incluyen el arte en su faceta más real, más tangible, el arte de querer compartir lo que se ama hacer, con los demás.
Quienes en algún momento de nuestras vidas cantamos en público, entendemos que el estómago sí se nos llena de mariposas, pero carnívoras
Me identifico desde el tema de cantar en las sobremesas, no en todas pero sí con las personas adecuadas, y es algo que siempre se recuerda sonriendo.
Me gustó mucho este cuento de vida, desayuno en silencio acompañada con tus palabras.
Un abrazo matutino con admiración.

 

Esta es una remembranza de la primera vez que cantamos en público. Siempre al escribir, adornas la realidad, pero la presión y los nervios están allí. Parece mentira los años que han trascurrido desde aquello. Pero desde entonces los romances formaron parte de mi vida. Afortunadamente logramos interesar a la gente y conseguimos que disfrutasen con aquellos cantares de sus abuelos que traían reminiscencias de otras épocas. Bueno, qué más te voy a decir, está todo en la historia. Gracias por pasarte por ella y dedicarle tus palabras. Un abrazo.