El corazón de una mujer

¿Cómo será adentrarte en el corazón de una mujer?
¿Será encontrarme con mil aromas a canela y amor? ¿O será sentir un cálido soplo que hierve la sed de suspirar?

Alguna vez, y sólo aquella vez; tuve un corazón. Palpitaba por mí, soñaba y la hacía vivir. Siempre que acercaba el oído a su pecho juraba que escuchaba la sinfonía de una mujer ataviada de anhelos, sin tener que escucharla hablar, nunca.

Yo soñé con ella muchas veces incluso cuando hacíamos el amor, ella quería vender capullos de flor, yo sólo le vendía mi atención por las noches.

Me adentraba poco a poco y nunca encontré óbice para llegar a sus labios, casi siempre tenía abiertos los brazos y el alma, lo aproveche en todo momento preciso, no abusaba del todo; escuchaba su alegría murmurar de entre su aliento.

¿Cómo será adentrarte en el corazón de una mujer?
Y cuando lo tuve, lo dejé y cuando lo tuve, lo volvía a apartar… era increíble como pintaba su rostro con temple verdadero y sus ojos seguían iluminados de amor, ella me amaba incluso más que al amor, incluso más cada que yo estaba y no estaba al mismo tiempo; siempre serena.

Los días pasaban y ella seguía su curso al despertar y al dormir, vestía no sólo con elegancia sino que siempre se retocaba con aromas de belleza, con perfiles de musa y piel con sabor a sueños; sin duda, era perfecta.

Juran que la amo pues nunca me canso de verla a los ojos mientras canta, juran que la amo pues no me he separado de ella a pesar de la monotonía, yo juro que la amo aunque mi mente vaya a otros lados donde no está ella, la verdad, siempre fue esa.

La amo sin amarla, la deseo sin que florezca una pizca de pasión en mi sexo, la sueño a pesar de que mis ganas son efímeras y por más que aparto sus manos de mi pecho siempre sonríe con diamantes cayendo de sus ojos…

¿Cómo será adentrarte en el corazón de una mujer?
Y al ver su interior el tiempo que lo logré, nunca se mostró seña de agonía por mi indiferencia, jamás sentí el ardor que explotaba su pecho; no encontré rencor dibujado… sólo saboreaba la canela y al amor, sólo sentía el soplo que hervía su sed de suspirar… y suspirar… lo arrebaté.

Me han preguntado varias veces y sólo respondo como premisa final:
“Adentrarte a un verdadero corazón, siempre será la esencia de la verdad misma. Nunca conocerás el sabor amargo de un dolido soplo de desesperación, ni siquiera el veneno ardiente de la agonía ni el rencor… jamás.
Pues ella, quien sufría en la alegría nunca lo mostró. Dicen que quien saborea la amargura verdadera puede despertar su propia bonanza en el amor y nunca dolerse, nunca jamás.”

(No es un poema, lo sé, es una breve historia de algo que se basa mucho en una experiencia personal que está siendo presente en estos momentos, sólo quería compartirla... gracias por leer.)

 

Bienvenida.

 

Madurez poética es una frase estúpida.

LEZAMA LIMA

 

Por supuesto que es un poema, un poema magnífico, extraordinario.

 

No se puede citar porque hay que citar todo, maravillas de frases.