El Cósmico Fin

Ruedan en espiral informe las mustias hojas del castaño,y el crepúsculo se tiñe de sangre para gloria y honra de la luna llena por venir.Los mortales van hacia sus casas de granítico poderío secular,a dormir el vaporoso sueño de una esperanza que se niega tozuda a remitir.Es entonces cuando del camposanto se escucha un rugido avernal de mil estrellas;sacudidas por la gracia tenebrosa del sagrado Arconte;generador de mundos que giran y giran en torno a la poderosa inmanencia de un vórtice negro que genera eterno la materia.Esta se cohexiona con los arquetipos que Dios todopoderoso imprime en aquella.Los ángeles,extáticos,fraguan una lumbrera que inunde la obscuridad de la noche,mientras que bajo tierra ya los muertos regresan a la vida por un sortilegio irracional.Se revuelven y arañan los catafalcos para escarbar con sus manos mugrientas pero poderosas los terrones que los distancian del mundo de los vivos.Entonces,el sonido de un pavoroso látigo se pierde en la lejanía infinita del mausoleo cósmico donde yace sonámbulo el dios de los muertos,el cual hace brotar por telepática ensoñación de júbilo mortuorio las imágenes malditas de un cosmos a punto de morir.Es la señal inequívoca de una decadencia apocalíptica que sumergirá en el tañido bestial de las campanas herrumbrosas del firmamento a una humanidad,sedienta de placeres vacuos que se evaporan ya ante la transmigración de las almas inmortales de todo ser vivo a punto de expirar el último adiós de una conflagración ya en ciernes de explotar.