El Cuervo

Elevando mis ojos a la noche
voy al pájaro: juntos tras la ruta
de los astros, siguiendo nuestro instinto,
impregnados tan sólo por la lluvia.

Émulo de los cuervos redescubro
el placer de la noche taciturna,
y aun veo lo mío, siempre mío:
la belleza silvestre en la llanura.

Apartando lejanas a las calles
requiero de la fuerza en la penumbra
para ir a la búsqueda del viento
y perderme en su abrazo como fuga.

Esta noche consigo lo imposible
en las alas prestadas por mi angustia,
el dolor de buscar otros caminos
y otras formas y cantos y venturas.

Voy al pájaro negro, acompañándolo,
como cómplices breves en la bruma,
surcando los caminos del azar
y encontrando lo nuestro bajo lluvia.

 

me gusto mucho tu poesia,
placer de leerte,bienvenido,
cuidate, con cariño, Anamar.

 

Anamar, me alegra que te halla gustado. Gracias por la bienvenida y saludos.

 

Gracias HaDa, aprecio tu comentario.

 

Si el dolor te hace levantar vuelo, toma las corrientes que el viento brinda y úsalo para llegar lejos. No estarás huyendo de lo que te provoca dolor, sinó volviéndote más fuerte con el pasar del trayecto que recorres hora que tus alas se han desplegado. Que bello e interesante poema. Felicidades por un excelente escrito. Un gusto leerte.

 

Te agradezco Oscar David, que hallas pasado por este escrito. Un saludo.