El desinterés se comió a los bancos

Amanecer raro, me vine hasta (Avenida) Corrientes
sin atarme siquiera los cordones.
A ver el hueco en el piso,
y la marca de los dientes.
Hay dejos de espuma rabiosa.
y...,
fué tanta espera…

No está más el edificio.

Señor oficial, no pienso acompañarlo.
Yo, esta vez, no hice nada.
Yo no dije
“¡Abran fuego!” ó
“Señor ministro cierre la puerta,
y el que esté afuera,
que se muera.”

Yo no dije más de lo que dije.
Lea el título.
Lea y relea,
no era más que una expresión de deseo.
Simplemente habrá dejado de se negocio y se fueron.

A buscar incautos a otras partes.
A enseñar en otro lado,
como se puede vivir sonriendo,
asfixiándose,
adentro de un Tupperware®
comprado financiado.




Tupperware: Unas especie de cajitas y utensillos plásticos prácticos y muy útiles si uno sabe para que sirven.
Recuerdo hace mucho una vecina las vendía y convenció a mi vieja de comprar unas cuantos de esas artefactos a pagar.
La mayoría, salvo honrosas excepciones, quedaron vegetando en una alacena a la espera que confesaran un día, a que habían venido a este mundo.

 

La salvación individual...

Realmente, creo que mantenerse lejos del sistema bancario es no alimentar la máquina. Y alejarse de toda esa gente salvaje, a la que le importa un bledo la vida y el sufrimiento ajeno.

A veces pienso, ¿no nos daremos cuenta, o no nos importará?
Sea como sea, a muchos parece que le gustan los sorteos.
Así sea que lo que se sortee sea una bala en el pulmón, para sacarle la billetera a alguien que aún no se haya caida del borde del mundo.
Mientras tanto seguirá siendo legal el interés, la usura y el engaño y penado el ir en pantalones cortos al teatro, aquí, en el cinismo sin cuartel.
Y digo esto a sabiendas que por lo menos acá, mucha gente asalariada fue "bancarizada forzosamente" por Domingo Felipe Cavallo & Cía, conspicuo egresado de una universidad de Estados Unidos y servidor del "libre mercado"

Escribo estas cosas para llevar a la reflexión, sobre que para "oponerse" hay que realmente "oponerse" y eso duele, cuesta, generalmente te marginan.

Un abrazo también, y cuando quieras te invito un café en algún lugar en que no acepten tarjeta.
Luis