El desolado deseo de Martina Urdaeta

Clavados con esmero en un corcho
lustroso tengo decenas de títulos
para recrear.
Como el de este comienzo, prepara-
dos como carrera de lebreles sobre
una liebre mecánica.
Pulsando en mi cabeza.
Hormigueando en la punta de los
dedos y me suenan algo inquietantes.
Verbigracia: "La Bahía de Tuvalu";
"La vuelta imposible de Garibaldi
Rodríguez"; "La República melancólica";
"Díaz soñando en Tombuctú".
Estaba tan seguro de su desarrollo anoche
entre varios Jim Bim entre el pecho y la espal-
da, que harían ,que pensarían mis personajes...
Martina desairada ,Garibaldi y su duda, La
República en espera, la Bahía tropical...
Un señor Díaz angustiado. Los llevaría como
antiguos camaradas de la mano o ellos y sus
circunstancias a mí.
Pero ahí , quietos , agazapados pegados a un
corcho quedan.
Es duro jugar a Dios, solo con títulos y así (creo),
debe quedar él con tantas tentaciones claras para
dirigir.
Pero yo no soy él ;ni creo que beba.
Así que me tomaré otro y que los personajes
y sus circunstancias se arreglen como puedan.

 

Geortrizia, Poeta.
Gracias por pasar.
Abrazo fraterno.

 

Seguramente se podría decir que los escritores son un poco Dios cuando escriben y dan vida a sus personajes. Por otro lado no estoy seguro de que entre en los planes de Dios, si existe, dirigirnos. Más bien se debe sentar en su sofá divino (con un Jim Bin y palomitas) y esperar a ver por dónde salimos... Un abrazo, querido amigo.

 

Querido Luis Poeta.
Si, debe ser asì, si està,
seremos el Netflix del viejo.
Todo tan previsible...
Abrazo fraterno.

 

Danie, Poeta.
Gracias por tu amable lectura.
Abrazo fraterno.