El destino se fuga

Los Ángeles se pasean sonámbulos,
Por los pasillos de las ahumadas casas.
La noche se presenta insensata,
En la cárcel de feroces jaurías.

Tocan las paredes cansadas,
Se beben, del silencio sus voces,
Y esperan, como el reloj a las doce,
El despertar, De los parpados cojos.

Nos venimos, en verdad certidumbre,
A un destino, que quizás no tejemos,
A una espera, que bebemos cansados,
Un consuelo, que se existe o queremos.

Se nos deja, La vida continua,
Como el cielo, y el sol estrellado,
Seremos, como un árbol callado,
Con el tiempo, también nuestro tallo.

 

Hermoso, precioso, un bello trabajo muy bonito.