El diario de Hannah Frank.

Da igual, en el fondo.
Siempre, la misma cantinela.
De la taberna o cantina,
el canto gregoriano, a cappella.
Del monasterio al convento,
pasando por el instituto.
Y a hurtadillas, al huerto,
va el labriego, con una prostituta.
Suenan los himnos patrios,
en el atrio de la iglesia,
poniendo firmes los cuerpos,
y las banderas, enhiestas.
Es la Misa, la intemperie,
pues dura una hora, al menos,
como grandioso es el paisaje,
panorama, ecosistema:
El sistema establecido es maternal
y terrestre. El Tiempo se une
al espacio, y por ello,
una hora de ceremonias
y rituales, vale por 10 kilómetros
a la redonda, bajo el cielo azul,
con nubes blancas.
Da lo mismo, si te propones
interpretar el rol de Misericordia.
Da igual tu altruismo,
generosidad, Caridad, ¡ Escoria !
Siempre puedes optar,
por abandonar tus estudios.
Cayendo en tentación, cometiendo
actos hostiles, activos o pasivos:
Belicosidad o indiferencia.
Los demonios acompañan a Luzbel,
y perdieron la memoria.
De todos modos, si gozas,
es porque sirves. Si sirves,
porque ensayaste. Si ensayas,
también entrenas.





Del deporte
al arte, pasando por ciencia y Magia.
La fórmula mágica la escribes tú...
En tu querido diario. ¡ Arios !


¡ Qué superiores son los arios !


Aries, cabeza, y no me extraña.
Sagitario, muslos ¿ Con telarañas ?
Géminis, hombros, brazos y manos.
Piscis, los pies, ¡ Pero todos
somos hermanos !