El dueño de la arena del desierto

Este poema está dedicado a todos aquellos que pasan de los 40 años, con o sin crisis; y, en especial a ti amigo mío Alf, que eres el gran cuarentuno que llevas instalado en la crisis de los 40 ya ni sé cuanto.




El dueño de la arena del desierto

Llegó Alí Babá,
ladrón entre los ladrones
dueño de la arena del desierto
y del fuego destructor
y con el
sus cuarenta putos ladrones.

Se presentó sin que nadie lo llamase
en ruidoso tropel de corceles negros
los acompañan además
otros tres jinetes pálidos
vestidos con rojas capas
de sangre y de dolor.

Han llegado de improvisto
a destiempo como un mal invitado;
como la mala noticia que nadie espera
y me dejan un vacío difícil de soportar.

Han entrado derribando las puertas
de mi castillo interior
han hecho temblar
los cimientos de mi hogar
y sin permiso de nadie
se quedan a vivir aquí entre los míos
en la morada de mis sentimientos.
Me han robado la alegría, los deseos
recuerdos... la razón
y a cambio
me dejan desconcierto, agitación
y dudas
muchas dudas sin resolver.

Como un cruel huracán
que todo lo arrasa
me han dejado desnudo bajo la lluvia
sin que pudiese comprender nada
ni el como
ni el porqué suceden algunas cosas.

Cuarenta y cuatro son muchos enemigos
para luchar uno en soledad
y vencer en tamaña empresa.







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Yo que paso de los cuarenta creo entender tu poema, no sé si los años son exactamente ladrones(quiero creer que no)pero pienso que hay que aprender a vivir con ellos(con Alí Baba, con los ladrones y con los años). Qué remedio nos queda. Un saludo.