El encuentro

No tienes ganas si no de estar refugiada en tu concha, no te sientes mal pero no te abres a la vida,

estás como ensimismada en tu propia calma, aunque parece que no te quieres sociabilizar con el resto de los humanos,

eres feliz así pero no te cuadra que siendo persona, no tengas la necesidad de dialogar con el resto del mundo,

no tienes ganas de moverte, te sientes como cansada, abatida, te faltan estímulo para retomar tu energía, no sé si va a ser por un tiempo o si esto se va a alargar,

quieres pensar en el ahora, ya mañana Dios dirá,

eso no quita que sea feliz con tu propia monotonía de la vida, es decir, con lo que te ayuda a vivir, el día a día que tú misma te has forjado a base de estímulos relajados que te permiten no mover tu cuerpo y aún así no sentir la necesidad de buscar el movimiento,

tu vida ha cambiado, antes sentías la necesidad de llenar tu espacio y tu tiempo con muchas cosas, ya que sentías un vacío que causaba desespero,

hoy en día el hecho de no hacer nada, no te revuelve, te sirve de contemplación del mundo que te rodea,

quizás debías de estar más en contacto con la naturaleza, la has dejado un poco de lado, aunque estás ahí y te acompaña, no sientes la necesidad de abrazarla y sentirla como parte tuya,

será que tú eres parte de ella y no hace falta estar a su lado para entender que tú eres la propia naturaleza?

Ojalá sea la segunda opción y algo tan bello sea parte tuya,

reflexiones que te inspiran para seguir una vida maravillosa,

o también puede ser que te dejes comer la energía, consiguiendo abatirte y hacer que en ti se produzca una desgana,

el caso es que tu interior está llenito de amor por todo lo que existe de natural en tu mundo, en tu Universo,

el que te ha dado la vida y las ganas de seguir viviendo