El espectro de aquella mujer (dedicado)

Inmenso dolor corroe mis abatidas venas,
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Su aliento pena todas las noches en mi cuarto,​

No es molesto, molesto es no poder tocarlo,​

Me llena de calor, me susurra un albor.


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Apesadumbrada noche en mí completó,​

Danza el sonar, el sonar de la soledad,​

Como cuando toca el arpa de la inquietud,​

Como cuando toca la flauta de la desolación,​

No es molesto, molesto es no poder verlo.


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Andel en mis pensamientos, quizá sea hado​

El seguir por ese camino estrecho,​

Ayer proclamé un beso furtivo,
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Hoy merezco fenecer sin remordimiento, puede ser mi alivio,​

Juntó a él, danzo como perdido en el abra.


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Ayer sus susurros me hacían ver el bien habido acaso,​

Hoy sin poder dormir, atormenta como trueno en mis oídos,​

No es molesto, molesto es no poder declinarlo a mi brazos,​

Molesto es, el no poder preguntarle el porqué del ocaso,​

Molesto es, el no poder mirar su sonrisa en este solsticio.

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Es él, el espectro de aquella mujer de hierro,​

Es él, el ánima de aquella mujer de muerto,​

Danza en mi cabeza,​

Corroe mis abatidas venas, ​

Es fuero, la extraño tanto, que ahora ni sé si estoy muerto. ​