El Espejo

EL ESPEJO



Cada uno de los días de nuestras vidas lo hemos hecho. El primer contacto consciente con la realidad propia. La primera muestra irrefutable de la existencia material en esta dimensión. El primer reflejo de nuestra cara. Parece que el tiempo no pasa. La eterna fotografía estática donde te ves y la realidad avanza a una velocidad vertiginosa. La vorágine intentando alcanzar a esa persona intocable por el paso inevitable del tiempo. Parece una niña pequeña peinando por primera vez una larga cabellera llena de rizos, pensando si algún día crecerá. Si algún día cambiara, si algún día será parte de la maquinaria movida a base de la frívola voluntad de alguien superior a todo lo conocido y comprendido.


Si. Es difícil sentarse frente a el. Pues no miente, no engaña ni minimiza las cosas. El amigo perfecto. Digno de la confianza del más inseguro y envidia del más soberbio. Refleja la verdad absoluta. No esconde nada. Todo lo muestra. Puedes tapar e incluso desviar la mirada. Pero aun así las cosas no cambian.


Eterno cronista de tu historia. De mi historia, de nuestra historia. Pero también de historias pasadas. Algunas buenas, otras dolorosas que quizás no queremos recordar y deseamos olvidar, pero el no lo permite. Hace presente lo que somos. La verdadera esencia que nos hace únicos e irrepetibles. Con todo lo bueno y lo malo. Con todas las seguridades y todos los miedos. Con todas las vergüenzas y orgullos. Con todas las humildades y soberbias. No hay que tener miedo. No hay que vacilar ante la imagen de uno mismo. Es lo que somos.


Todo lo que hacemos, todo lo que somos y todo lo que pretendemos ser se pierde en distintas frecuencias. Distintos rayos de personalidad, amor, ira y compasión. Tus manos impávidas por probar nuevos horizontes se mueven sin cesar como si fuera un ensayo, como si fuera la primera vez que tanto imaginas, no puedes esperar a que suceda, pero al mismo tiempo esperando el momento justo y preciso. El día apropiado. El día correcto. El día, o quizás la noche. Quien sabe. ¿Habrá alguna diferencia? No lo creo.


Solo de una cosa estoy seguro. Que quiero dejar que el espejo deje de robarse la primera mirada, la primera sonrisa del día. Porque esa ya no le pertenece. Y a pesar que la verdadera propietaria no la puede ver, se que esta del otro lado del espejo recibiéndola. La atesora y la guarda como el mas valioso de los tesoros. Porque yo hago exactamente lo mismo. Nos vemos amor mío al otro lado del espejo, donde puedo disfrutarte sin barreras ni limites. Sin cables que manejen tu voluntad. Simplemente ver lo hermosa que eres no solo por fuera sino también en tu interior, solo perceptible en el reflejo perdido que no vuelve en dirección contraria. Solo ingresa al espejo, hecha para mí. ​