El fabuloso destino de Amélie Poulain

Chérie, petit, Oui, Bonjour, jolie, París, Montmartre, Amélie.
~Montmartre~.
El barrio bohemio de todos los pintores, el místico río, lo nocturno, la idea, la vida romántica. Amélie dice:
He huido del amor y el amor ha huido tantas veces de mí como el Sena desbordado inundando París.
Las lluvias en Montmartre, apaciguan cualquier éxtasis aunque sea de Santa, aunque sea Teresa.
Comencé a comprender que al descenso en la caída siempre le acompaña el dolor, que el exceso de vuelo conlleva un aterrizaje forzoso.
Con un café en la mano, paso las horas ensimismada, haciendo guardia de átomos diversos, tratando visionar lo excelso. Sobre el papel, infinitamente nada, descansan los efectos del sueño, y una fuga se desplaza lentamente, bajo el cielo, o sobre cualquier todo en medio del siglo XXI. Yo me propongo tergiversar y atravesar la cotidianidad, y convertirla en vuelos acrobáticos de ningún futuro y escaso presente. Encuentro enormes imposibles, en miles de hilos en muchos lugares y en ningún tiempo. Al final, deduzco que el sentarme frente a la ventana absorta, no resuelve los metros de esta resistencia que aún me sostiene, y aspiro a encontrar en un cuerpo diferente, vitrinas, museos, cristales, que no sabes si cada dos o tres días, se empañarán de nuevo con el vaho de la melancolía. Me sucede, que el acto de presencia, es un minúsculo silencio impregnado de alientos y un millar de lealtades independientes, que se entrecruzan cuando corren, por allí, por aquí, como una amalgama de múltiples facetas, cuya linealidad en un momento, se pierde de vista, y desaparecen, en el límite contrario.Si pienso ahora en los contorsionismos, no veo el extremo de la cuerda,ni la letra pequeña de aquella claúsula por la que andamos desavenidos.
Soy un laberinto cerrado. No tengo entrada ni salida, permanezco sellada y a salvo en mis propios muros, verjas y rejas por las cuales miro al mundo llena de ausencias y estimo oportuno creerme indecente, en esa indecencia que sonríe en litigio permanente conmigo misma.
Si pienso ahora, me bato en duelo por la entrega arrebatada de un destino sabido y superfluo.
Exponerse. Someter una placa fotográfica o un papel sensible a la acción de la luz para que se impresione. Para impresionarte a ti, siempre.