El fabuloso destino de Amélie Poulain

Amélie Poulain impulsa las acciones y recoge vientos y tempestades que se se acaban yendo por voluntad propia a otros lugares fuera de lugar.
Piensa en giros transversales que perpetúan la nada, y fomenta los equilibrios por cuerdas flojas en las que anda inmersa.
Amélie fotografía ese momento de angustias perezosas en los equidistantes círculos polares, preparándose para el invierno que llega, y otorga al ser y estar, el aquí y ahora que parece un circo ambulante de pesquisas e indagaciones.
Amélie Poulain, y su hipótesis de leyes o principios termodinámicos, donde el movimiento es la temperatura a la cual tú hierves por dentro, para acabar quemándose con su propio fuego.
Amélie cree, que todos los principios tienen el final con el que comienzan, aquello de lo que bien empieza bien acaba, o lo de que mal empieza mal y acaba, es una contundencia; el bien y el mal, como si siempre hubiesen sido dos hermanos mal avenidos, compartiendo mesa el día de Navidad, se reúnen al menos una vez al año para cumplir sus propias expectativas y la de los demás.
Mientras escucha "My favourite things" de John Coltrane piensa en todas las soledades conectadas, y si "la música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido", y presiente que lo favorito, aquello que se estima o considera con preferencia entre otros de la misma especie, no será acaso el comienzo, de todo lo que acabe bien.