El Farolito

El farolito portaba en esa esquina,
un rótulo de rey, entre las sombras.
Las cuatro calles tendían sus alfombras,
bajo la luz de aquella estrella mortecina.​

Un borracho, arrastraba la rutina,
de bambolear su figura sin remedio.
A los gritos, se anunciaba en cada predio,
eran sus huellas, grotesca serpentina.​

En lo oscuro, se apuraba la vecina,
a cerrar la curiosa celosía.
Un grillito, desplegó su sinfonía,
inspirado en su nostalgia repentina.​

Pasó el borracho. Se llevó su sombra china,
el silencio taladraba el infinito.
Solo guiñaba un ojo, el farolito,
una estrella, desangrándose…en la esquina.​

Marino Fabianesi​