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El Final Enviado Por Otra Persona Que No Quisiste o Pudiste Ser Tú

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Raul Matas Sanchez, 20 de Noviembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 439

  1. Raul Matas Sanchez

    Raul Matas Sanchez Poeta adicto al portal

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    25 de Mayo de 2006
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    Ana María:

    Disculpa si me atreví a subir escaleras con peldaños transeuntes de otra época,
    y si el amor es egoísta, yo reinvento la palabra y te digo cobarde,
    pero entiendo y comprendo tus dolores,
    al igual que tus temores,
    infundados y repletos de certeza y razón,
    al compararlos con la sinrazón de estar juntos, y luchar contra todo lo que nos separa,
    las cenas de altos precios,
    la abundancia necesaria para que el amor subsista, y a veces la condición para que lo haga,
    para que la paga sea igual a la ganancia,
    la sustancia igual a la presencia,
    la "buena presencia" en la ropa,
    salidas, paseos,
    marmóleos deseos de grandezas que no te daré,
    quizás nunca, y quizás algún día,
    pero ese día no es hoy, quizás nunca lo sea,
    quizás tu espera termine antes con un príncipe de carne y hueso,
    "no solo de sentimientos intensos vive el hombre", podríamos inventar en decir,
    ni de chiquillladas adolescentes,
    emergentes, e inmaduros, desquilibrados,
    de esos que no duran en el tiempo,
    que no te generan torbellinos de adrenalina,
    que te fuerzan a sacar esa gallina que todos llevamos dentro,
    la que cacarea,
    la que marea,
    la que cansa,
    la que huye,
    la que escapa, la que atrapa y termina por cazar y ahogar al cacareado,
    al mentado error del amor, o el no-amor,
    ese que llegó 20 años después a tocar tu puerta,
    a invadir tus días con sus dolencias,
    las querencias confusas e intensas pero dolientes,
    sufriente carisma de ser atormentado, y peor aún, avejentado y que no ha cambiado.
    En fín,
    fueron los peldaños de otros años,
    las Orquídeas irreales,
    solo soñadas,
    apañadas en tardes de nostalgia que no dura,
    porque la tarifa de la vida sigue subiendo,
    y no hay momento para el pan, ni la cebolla, porque la carne también apetece,
    y también remece,
    y también la mereces,
    en plato de loza o en plato de lino,
    de fino lino cosido a mano,
    tenedor libre y de cinco estrellas,
    de cinco estrellas y cinco tenedores.
    Por eso no te odio, ni te expulso, y tampoco quiero tenerte,
    que quererte es dolerte, es dolerme,
    es hablar de lo que no despega, se pega,
    es el cansino vozarrón de aquella calle, la tuya, la mía,
    la calle sin salida,
    ni siquiera para estar juntos,
    ni al mediodía,
    ni de noche,
    pues de noche regresamos al concreto frío y pedregoso,
    a la ausencia del poema,
    y hay que ducharse en baños normales,
    termales, no helados, no sacados de cuentos de bohemios, que ya murieron, que ya vivieron,
    que ya no somos,
    ni seremos.
    La edad se vuelve a aparecer en cada espejo cada mañana,
    y somos demasiados entrados en vida y experiencia,
    para seguir ignorando a la madre de la ciencia.
    Hasta siempre, Ana María,
    hasta siempre, alguna vez vida mía,
    que ya es hora de irse al espejo,
    al bosquejo de la vida al final de nuestras vidas,
    y no enlazamos el surco de tus manos,
    ni enlazo tus manos con las mías.
    Hasta siempre, Ana María, o hasta nunca, pero mejor hasta el próximo camino,
    el próximo destino,
    cuando quizás nos encontremos,
    y los derroteros sean gratos,
    las sonrisas ciertas, abiertas,
    y los besos liberados.
    Y si no fuera así, y si no es así, habremos tenido los años que volvieron,
    y los besos que nos dieron,
    nos regalaron,
    y recogimos,
    en racimos de promesas,
    en racimos de "te quiero."
    Buenas nuevas, Ana María, yo te quiero, tú me quieres, eso vale, solo eso,
    y lo demás es cuenta abierta,
    pausa en progreso,
    hasta el futuro,
    hasta el mañana,
    hasta el siglo venidero,
    hasta ver "el qué pasa, o el qué pasará."
     
    #1

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