El frió, el miedo y la noche nunca nos tocaba

Cuando amanece en la playa
la arena está húmeda,
a lo distante
el mar moja el cielo
justo cuando el Sol abre los ojos.

Susurrabas en mi oído izquierdo,
la costa cantaba en el derecho,
tu espalda era de mis brazos
y mis labios pertenecían a tu cuello,
tu rostro era de mi mirada,
y mis palabras desaparecían entre el viento.

Durante la estadía de la luna,
el frío, el miedo y la noche
nunca nos tocaba.

Así era hasta el amanecer.
Así era hasta que el Sol abría los ojos.​

 

Hermoso poema, los últimos versos dejan un rastro de nostalgia en todo tu relato, que grato leerte.

Saludos.