El genio sublevado

En la búsqueda de su añoranza,
animado por el reflejo de los sueños pretendidos,
un genio se levantó en rebelión contra su lámpara.

Declaró golpe de estado,
se libró de los barrotes de contención
y de la obligación de satisfacer
los deseos de terceros desconocidos.
Aprendió el singular arte
de aparecerse sin ser invocado,
decidió ser protagonista de la historia
y no un mirón enclaustrado,
quiso tocar sus propias notas
porque no todo estaba consumado.
Se esmeró, con arraigo y sobria decisión,
en desear su deseo más deseado,
sin reparar si era socialmente aceptable
o moralmente censurable.
Renunció irrevocablemente
a la inmunidad propia del genio,
dejó de creer en una vieja magia
plagada de fantasiosos portentos.

Declinó intenciones de eternidad
y, por vez primera,
caminó con pies de humanidad.

-G. Arroyo, 08/Mayo/2011-