El hombre que declaró la guerra a las lentejas

Todo empezó estando en la oficina; el jefe nos reunió a todos y, nos informó de que iba haber ajustes en la empresa. La situación actual de la economía le obligaba a tener que imponer drásticas medidas como congelar los salarios o suprimir la leche de la cafetera. A partir del lunes, café solo; y todo esto porque los beneficios anuales se han reducido a la mitad y, el jefe, este año no podrá irse de vacaciones al Caribe.
Menos mal que era Viernes y la jornada se había acabado. Me subí a mi flamante coche de alta gama dispuesto a llegar a casa lo antes posible, y a la velocidad que permitía la ley.., bueno, quizá un poco más, pues a este "purasangre" le gusta correr. Mi plan para el resto del día era descansar.., después de una buena comida. No sospechaba que sería una tarde de auténtica y terrible pesadilla. Resulta que hoy había para comer.., ¡¡lentejas!!
- ¡¡¡No me gustan las lentejas!!! -

- El hombre que declaró la guerra a las lentejas -

Esto era lo último que me esperaba, ¡¡otra vez esas terribles legumbres!!, ¡¡como las odio!!. Menudo día, como si no fuera suficiente aguantar al pesado de mi jefe y sus aprietes del cinturón.., esta es la gota que colmó el vaso. Tengo que tomar medidas también yo; ¡no me queda más remedio que declararles la guerra a esas malditas legumbres. ¿Tú sabes cuantas variedades hay?, yo conozco nueve.., son una verdadera plaga. Hay una que se llama "Beluga", como el Caviar. Incluso son de color negro y, son como los camaleones, capaces de mimetizarse con el entorno. Pero las peores son las "Pardinas"; son unas auténticas depredadoras.., devoradoras de pobres e indefensas personas que sucumben como moscas ante sus olores y sabores. Pero para declarar una guerra es necesario hacerlo de manera legal; pues si preparas una guerra encubierta, te van a señalar con el dedo porque pensarán -y con razón- que tienes algo personal contra las lentejas. Yo no tengo nada en contra de ellas; ¡¡son ellas las que tienen algo personal contra mí!!. Por lo que, estoy en mi derecho a defenderme. Ahora mismo voy a hacer una declaración escrita indicando mis intenciones belicosas:
- Declaración de guerra -
"Yo mismo, en el día de hoy, del presente mes y del año en curso, teniendo todas mis facultades mentales en excelentes condiciones (más o menos) declaro la guerra a las lentejas. Será una lucha sin cuartel; no habrá tregua ni concesiones y, utilizaré todo tipo de armas de destrucción pasiva para librarme de esta terrible opresión"
- Términos y condiciones -
1- El fin justifica los medios: Y nunca mejor dicho, pues contra estas depredadoras que tienen tanto hierro, hay que utilizar armas poco convencionales; Olvídate de la cuchara. A partir de ahora ya no la voy a utilizar, ya que es un arma de doble filo; cuando crees que estás comiendo sopa de fideos, descubres horrorizado que en realidad estás comiendo un rico estofado de lentejas.., ¡¡¡aaaggg!!!. Voy a cambiar el plato hondo, la cazuela y la olla exprés por una fuente, una freidora y una barbacoa.
2- Daños colaterales: Bueno, esto suele pasar en cualquier guerra que se precie.., siempre hay alguien que le pilla por el medio la "refriega". En esta guerra a los que le toca el "fregado", suelen ser esos pobres cocineros y cocineras que hacen horas extra en casa y, que cuando uno llega les preguntas:
-¿Qué hay para comer?.
Y cuando te dicen que hoy toca lentejas.., les respondes poniendo esa cara como si nunca hubieras roto un plato:
-"Abuela. Mamá. Cariño, ¡¡estas lentejas están de muerte!!"
Déjate de hacerles la pelota a esos pobres desgraciados/as, ¿acaso piensas que no saben que no te gustan las lentejas?. Fíjate bien.., ya no tienen vida social; ¡¡¡pero si viven en la cocina!!!. Será mejor sacarlos un poco a la calle a que les dé el sol.
3- El juramento sagrado: Esto es como los políticos cuando juran su cargo.., yo también lo voy a hacer:
"Juro solemnemente que durante esta guerra, no habrá en mi vida ninguna lenteja y.., tampoco me venderé por un sabroso plato de estas legumbres."
4- Disposiciones finales: Ha llegado la hora de abrir la caja de pandora, de liberar a los truenos, rayos y centellas. Es hora de sacar la espada Excálibur de la roca y afilar con ella a esas malditas y despiadadas legumbres.
-¡¡¡Esto va a ser un infierno!!!