El Infierno de Churrete

El Infierno de Churrete


El hedor insoportable
me guió hasta los infiernos,
donde con fuegos eternos
pide muerte el miserable.
Sufrimiento interminable
es el pago que recibe
al que apenas sobrevive:
siempre lúcido el dolor.
¿Habrá futuro peor
que a los demonios cautive?
Sumido en mis reflexiones
se me acercó Satanás
y me mostró a Barrabás
perdido en sus ambiciones.
¡Qué terribles sensaciones
me transmitía su aspecto,
abominable y abyecto,
de escolopendra letal
cuyo destino fatal
es de quilópodo infecto!
Inmerso en aquel horror
me llevó con Azazel,
su lacayo más infiel
y perpetuo servidor.
Propietario del terror
ese diablo singular
se divirtió al torturar
a un bebé recién nacido
que por haber sucumbido
no se llegó a bautizar.
Yo sudaba de agonía
y contemplaba la escena
mientras lloraba de pena
y del miedo que sentía.
De repente aparecía
la figura del Botero,
arrogante caballero
con la tez desfigurada,
y con su voz desgarrada
me despertó el Can Cerbero.

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Pues porque primero lo publiqué en generales, luego pedí el cambio a clásica no competitiva, y me lo pusieron en competitiva. Advertí el error, y lo hice explícito. Gracias por tu visita, Juan. Un abrazo. V.

 

Gracias, poeta. Un abrazo. Chu.