El joven escritor.

El joven escritor, se sienta en el suelo, porque somos del suelo, dice él. Toma su pluma moderna y digita, sin tinta, para ella. Escribe trovas sin música, a su melancolía, a su vida que empieza y termina.

El joven escritor escribe a su "filosofía". Aceptar lo que nos rodea, lo que somos y lo que son, es aceptar también, que puedes y probablemente estás equivocado (dice él). El joven escritor piensa mucho, en ella, quizás y también.

El joven escritor está deprimido, porque piensa y piensa y se desalienta. No anima a nadie el mundo y la felicidad es democrática, dice él. Piensa en sus utopías, llora por él, por todo, luego por ella.

El joven escritor no escribe, sino que solloza en palabras bonitas, él al menos las encuentra bonitas. Medianamente bonitas, dice él. Y recuerda quien las encontraba bonitas.

El joven escritor, no es escritor, no es nada, o al menos ya no lo es.

El joven escritor, disparó en el cielo de su boca.