el juicio de las naciones

El juicio de las naciones

En 2 tonos indiferentes y dispares
en una archipiélago de estrías verdes
con la vida atada a los pieses.

Enfocada por reflectores,
no todos, algunos,
vestida con gajos de cartón.

Sentada y a la vez muda,
atónita, colgada, triste o muerta.

¿Que infelicidad conducirá las ondas sonoras de su voluntad?

Pensar... que es indagar con preconceptos de forense
en los estigmas de la soledad, según su verborragia.

Y al cabo de secarse el umbral del rancho
donde caían los cielos,
posa la pestilente amenaza de llevarse consigo
también al desierto y sus 40 años.

Alguien se acerca a su pupila dilatada
y confiesa que no tiene testimonio,
que tras mil migrando encontró su talento nato y lo mato.

Que idea le surgió entonces de la cabecita embarrada!
Su alma quedo tarada como ante un espejo.

Y ante ese espejo se desnudo
para no sentirse tan sola,
y sobre el montoncito de ropa
a su vez dejo los sueños y sonmoliencias.

Vacía el alma de alma.

Estaba lista para el cielo.

La siguió al destino
una constelación de hormigas parias.