El Libro de los Comienzos 20

Canto II: La Cuestión 10

Soportó el golpazo que mata y que salva.

A través de patética marcha invisible,
obstruyendo la vía que brío no cambia,
se enfrentó solitaria a motores del cosmos,
un ardor se interpuso en las ruedas motrices:
por la mente parada su enorme maniobra
encontraron sus pactos la llama de un alma.

De repente consigue un fantástico apoyo
que menea velada bravura Inefable:
unos preces, un tino, realista concepto
Transcendente mixtura la fuerza del hombre.

El milagro se cambia a principio común,
poderoso episodio permuta las cosas;
solitario pensar prepotente deviene.

Natural maquinaria todito parece;
servidumbre incesante a la ley material,
una larga cadena tenaz de albedrío,
con estrictas rutinas calcando la Ley,
inconsciente gobierno de diestro artefacto
anulando capricho y ardor en el hombre.

Igualmente una máquina es él entre máquinas;
un cerebro-pistón sus pensares extrae,
corazón palpitante emociones conforma;
insensible energía produce tal alma.

O la forma del mundo revela los signos
de un Azar sujetado a pretéritos pasos
circulando adheridos a postes de Masa.

Una serie fortuita de absurdos eventos,
la razón le prestó ilusorio sentido,
o la empírica búsqueda instinto de Vida;
o el inmenso trabajo de mente ignorante.

El saber y visión va creciendo por dentro:
coronado tal rey, Natural instrumento;
percibiendo testigo y dominio consciente;
retrocede y la Luz soberana divisa.

Lo Divino persiste tras máquina tosca.

La verdad irrumpió con un triunfo de fuego;
la victoria ganó para Dios en el hombre,
la deidad reveló su figura celada.

La gran Madre del Mundo surgía con ella:
una viva elección invertía el destino,
afirmaba el espíritu sobre los Hechos,
retrocede el horrible volante girante
va parando la muda partida del Sino.

Luchadora brillante de picos eternos,
poderosa, forzando la puerta cerrada,
sacudió de la Muerte madurez absoluta,
demolió las fronteras consciente del Tiempo.

(Fin del canto dos)
(Continuará)
(Tridecasílabos simples en anapéstico)
Castro. 14 de agosto del 2013.
Libre traducción del poema épico Savitri del poeta, filósofo, yogui etc. Sri Auribindo que inaugura una epopeya de esplendor en la historia de La Tierra con la profecía del quinto estado de evolución psicológica: La Consciencia-Verdad o gnosis.
Existe una perfecta traducción de la obra, aproximadamente hasta la mitad, por Aswapati, bajo la licencia de Creative Commons que se puede consultar con uso no comercial en la página web:http://savitr.blogspot.com/. de la que comparo con la mía, y corrijo, si viene el caso.

 

Como siempre es un placer leer tus tridecasílabos, una apasionante historia esta de los Libros de los Comienzos.
Un placer seguir leyendo tu historia con buena maestría.
Un abrazo Castro.

 

Gracias, Ricardo, por leer la mala traducción del que para mí el más grande pensador de todos los tiempos en el campo de la psicología transcendental.
Algún día tendrá la humanidad le dará el galardón que le pertenece.
Un cordial abrazo.
Castro.

 

Siento no poder comentar como merece esta obra, temor a errar pues los versos bucean en lo profundo, lo que si sé el buen léxico que manejas y de metáforas va lleno. Te dejo reputación merecida.
Un placer, feliz fin de semana.

 

Torno a dejar constancia de la admiración que te profeso, a pie de esta magnífica obra, Castro.
Un abrazo.

 

Ese buceo en lo profundo, tambien a mí me queda lejos, yo como mucho soy un mal "versador" de la sublime obra.
Gracias, Gavase, por la inmerecida reputación y por leerme con tanta asiduidad.
Un fraternal abrazo.
Castro.

 

En nada lo que yo hago es admirable, maestro Delamar. Ojalá tuviese ese don en el campo de la poesía que a ti te sobra.
Un fraternal abrazo.
Castro.

 

Siguiendo la destreza de tu pluma e inspiración amigo Castro
he pasado para disfrutar de la lectura de tus letras que como
siempre es un placer poder pasar a leerlas.
Te felicito por estos tridecasilabos tan bien confeccionados.
Besos y un abrazo. Tere

 

Gracias, Tere, por leerme y el positivo comentario.
Un fraternal abrazo.
Castro.