El libro

“El sol de los gitanos”

sale y entra

constantemente en el cielo hoy,

y mis ojos,

que se empeñan

en leer en la ventana,

tratan de acoplarse a su luz.

En un momento

el aire ha barrido con fuerza

todas las nubes,

y la pequeña acacia del balcón

apenas puede sujetarse en su tallo

porque Eolo la empuja con saña.

Pero desde dentro de la casa

es todo suave, apacible,

como una coraza me protege

y como en un buen sueño

quiero que siga esta situación

que me mece complacidamente.

Sólo mi pensamiento, a veces,

está reñido con mi entorno,

y pinta cuadros de pesadillas

que a prisa borro,

dejando, otra vez,

la mente abierta

para que sólo entre el exterior

que, casi siempre,

es menos terrible que lo de dentro.

Y sigo observando las nubes

que corren deprisa para no sé dónde,

y sigo con los ojos en el libro

que me traga hasta su pozo,

perdiéndome gustosa en su trama

y no sabiendo lo veloz del tiempo

entre sus hojas tatuadas.

 

La calma externa para ofecer un confusion de sentimientos
que internos desalojan esa profundidad para perderse
en la trama de los pensamientos. el poema es instantaneo
y recorre compartidos confines de un alma observadora.
felicidades. magnifico. luzyabsenta

 

Un gusto tus palabras.
Para mi gusto, defines magníficamente el poema
Un abrazo maria

 

Gracias por tu amable respuesta. leer en ocasiones y
comentar con acierto es felicidad. saludos amables
de luzyabsenta