El lobo y la oveja.

Entre los sueños que acontecen en las noches.
En las alas de algún árido desierto,
de aquellos que se encuentran ocultos en las profundidades,
de una lámpara mágica que nunca se enciende.
Entre las pestañas de unos ojos ciegos que no ven la luz.
En la muerte que siempre encuentra a la vida,
y al doctor que se encarga de recibir al niño nacido.
Entre los brazos de una madre que acaba de reconocer,
esa marca en el cuello del cuerpo frígido de su hijo.
En las líneas temporales que se rompen,
se agrietan y crujen cuan maderas repletas de humedad.

Entre todos los secretos que relevan los sueños que nunca contaré.
Entre cada instante que ha pasado por mis ojos,
y que se han acoplado junto a las canciones que tararea mi memoria.
Sobre esos momentos aletargados en ruinas,
que representan mis amores a olvidar.
En cada poro de aquellos besos que nunca pude atesorar.
E inclusive en todas las historias que jamás escribí.
En los dibujos que mis manos no lograron despintar y rehacer.

En los diarios íntimos que de pequeña rellenaba con problemas vacíos.
En los libros que la maestra me decía que volviese a leer.
O en las calculadoras que tan pocos resultados me mostraban.
En las grietas de aquellos trenes subterráneos a los que jamás subí,
por miedo a perderme entre las estaciones desconocidas que sus palabras me repetían.
En los ojos celestes de mi abuelo y llenos de sabiduría.
En las tempestades que enfrenté y me dieron pelea sin parar,
para ver si me consideraba digna de estar en donde estoy.

En el nombre que mis padres me dieron.
O entre cada cabello que recorre ésta extensa melena de felino.
Enrulada y enredada que cada día juega entre los dedos de mi mano.
En los libros que aún no leí y reposan en mi repisa como santos.
En todas y cada una de la ciudades imaginarias que se escriben en mi computadora.
Inclusive entre las garras de aquel villano oscuro de mis historias.
Entre todo aquello que no soy y no me completamenta.
Entre la nada misma y el todo que miro a los ojos en el espejo.

Soy.
O seré.
Quién sabe.