El Madurito y El Mar

EL MADURITO Y EL MAR


Me levanté con la "fresca",
es decir, de madrugada.
Ya la caña preparada
esperaba buena pesca.
Sin montar ninguna gresca
desayuné silencioso
y mi andar algodonoso,
silencioso caminar,
trataba de conservar
el dormir del perezoso.
Llegué a la playa de día
tras la larga caminata
por el sendero de plata
que a la mar me conducía.
¡La hermosura de La Ría
con sus tres islas al fondo
se me calaba tan hondo
que dediqué unos minutos
a rendirle mis tributos
a ese cuerpo tan cachondo
que desnudito en la arena
enseñaba sus encantos!
No eran pocos, eran tantos
que se me fue toda pena.
Olvidé pronto la escena
y me dispuse a pescar.
no paraba de lanzar
pero ninguno picaba
y cuando ya claudicaba
el corcho empezó a brincar.
La línea se retorcía
ante la fuerza del pez.
Con un insulto soez
a mi suerte maldecía.
Mas la pieza ya era mía.
Para sacarla sudamos
y a los dioses imploramos.
Y Yaveh nos fue a escuchar:
La llevamos a pesar
y pesó catorce gramos.


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ChurreteWay
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Gracias, amigo... me alegro infinito, y ya sabes por qué, de tu comentario. Abrazos. Chu.

 

Jajaja... al menos a mi sargo no se lo comieron los tiburones, me lo comí yo. Un abrazo. V.

 

Gracias, Lou... besos. Chu.

 

¿Se empeña en sonrojarme, Eduardo? Jajaja.... Gracias, pero déjeme que le confiese una cosa como pescador de río que soy: Es mucho más gratificante ir de pesca que cobrar una pieza. Un abrazo fuerte. Churrete.

 

Celebro que te gusten, amigo. Un abrazo. Chu.

 

¡Es increíble, Juan! Yo, en clase, uso la misma frase de Gracián EN LOS MISMOS TÉRMINOS QUE TÚ. Un abrazo. Chu.