El mandato

Ahuyentaban la luz de las farolas
las sombras que no querían
desaparecer en la nada

Entre tinieblas formaban
nidos de arañas

Dispuestos a sostener
un amarre de esperanza
como los barcos a puerto se anclan

Zumbidos de fantasmas
ennegrecian de la noche
y los zombis y vampiros
danzaban a sus anchas

Cascabeles sonaban
y ladridos se escuchaban
advirtiendo a los vivos
de la desazón si la cuerda falla

Guerra de titanes hambrientos
pertrechaban la ciudad
para ser fiel testigos del horror

Una manada de ángeles descendió
para saldar las cuentas
de tan cruel banquete sin honor

Sangre se derramó
y se bebió como agua
en aquel pantanoso tiempo

Una mano grito parad
y todos temblaron al oír su voz

La culpa nació
y desde ese día el tormento
lamentoso no se esfumó

Si, la alegría de las flores renació
con su perfume el mal olor disipó


Derechos reservados
16/11/2019

Dikia