El mendigo de la iglesia.

Soy yo, Señor,
el peor de tus siervos.
Un infinito error,
entre tantos otros
que se ufanan perfectos.
No busco el brillo
que destaca lo mas bello.
Es la tibia luz
que viaja a Belén,
mi único anhelo.
Sé que debería velar,
y no logro estar despierto.
Los ángeles me arrullan
en el frío portal
donde, aterido, rezo.
Las gentes se burlan
de mi feo aspecto.
Y a Tu lado, Señor,
mis tristes despojos
se van adormeciendo.

 

Bello, hermoso, una preciosura de poesía muy linda.

 

Gracias por el comentario. Una gran alegría que te guste.
Luis Elissamburu.

 

Wow!! hermoso mensaje que lleva, escribes con tal facilidad las cosas que dificilmente pueden entenderse, sin embargo quien conozca lo que dices lo descifra al instante... Muy buena forma de escribir lo que debe sentirse... Un abrazo