El niño que fue un árbol

El hijo de un leñador
a su padre siempre seguía
pues en grande el joven sería
un leñador mucho mejor.

El hacha se reía filosamente
la resina sangraba en un roble
aunque el niño tenía alma noble
veía esto tan eufóricamente.

Frente a la chimenea está el niño
calentándose frente a los leños
que su padre cortó con empeño
soñando cortando un pino.

Entonces se vio encerrado
en una suave capa amarilla
¿Sería acaso esto una pesadilla?
Mientras luchaba desesperado.

Sintió que lo enterraban
no imaginaba, no sabía
que ahora era la semilla
de un árbol que plantaban.

El tiempo pasa sin noción
un día por fin él se liberó
y hasta la superficie salió
y un nuevo mundo vio.

Las aves en él hacían nido
el otoño entero lo desnudaba
el viento siempre lo acariciaba
y el poeta en él buscaba asilo.

La vida corre es solo una
y se desespera por acabarse
al sol tuvo que acostumbrarse
y en la noche a hablar con la luna.

De pronto al fin de un verano
quedó él con el alma en vilo
pues él vio brillar el gran filo
de un hacha girando en unas manos.

Entonces sintió como la muerte
se nos presenta de improviso
pensar que en ser leñador quiso
y ahora su sueño golpea fuerte.

Gritó con todas sus fuerzas
pero el leñador su dolor no oía
quizás porque él nada entendía
del lenguaje de la naturaleza.

Y antes de desplomarse
una lágrima cayó del cielo
un golpe sonoro en el suelo
y el niño tuvo que despertarse.

Se había caído de la cama
todo eso había sido un sueño
en el piso quedó este pequeño
mientras todo su llanto derrama.

Había vivido a flor de piel
toda la etapa de una vida
también sintió como moría
en aquel sueño tan cruel.

Ahora ya no sería leñador
sería Ingeniero Ambiental
o tal vez Guardia Forestal
pero haría un mundo mejor.

Otra vez un final feliz
otra vez la historia vieja
la vida nos da la moraleja
y elegimos el camino a seguir.