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El Noble

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Edouard, 30 de Marzo de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 271

  1. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    15 de Marzo de 2016
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    Género:
    Hombre
    Aquel noble y fornido caballero, con león de armas inscrito en su descabellado escudo de plata, doblega con espada de fuego al muy maltrecho árabe de turbante ensangrentado. En la majestad del mediodía, el impío enemigo exhala el hálito de vida. Y los ojos rabiosos de nuestro héroe se cubren de un vapor de incienso sacro que hace que caiga en una especie de dadivosa complacencia; teñida de paz perpetua. Acompaña su feliz victoria con un alarido de brutal desahogo. Entonces, preso ya de una tranquilidad anímica, da gracias a Dios por la victoria. Mientras clava el arma de pendencias en el suelo polvoriento. Haciéndose la forma de una cruz ante la cual el vencedor se postra de hinojos. El sol le da en plena faz apesadumbrada. Pues, a pesar de haber matado a un infeliz infiel, siente en su corazón la compasión milagrosa hacia toda criatura viviente que le rodea. Cuán diferente sería, pensando en sus duras mientes, si hubiese dialogado contra el ya aciago cadáver sobre sus intenciones de misteriosas asechanzas. Inscritas en su pecho con una desbordante luna menguar.
     
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  2. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

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    homo-adictus, nuestro noble de alto espíritu guerrero había manchado su alma con la calamitosa muerte - en sus manos de díscola espada refulgente - de un sarraceno que no tenía la misma fe ni el ferviente breviario de la Santa Biblia. Habiendo cumplido su misión de inmolar en pleno día a su enemigo de opuestas creencias divinas, se esfumó por un momento la mortificación sanguinaria. Cayendo de rodillas ante el estandarte que, en forma de cruz, formaba su espada clavada en el campo de batalla. Pero pronto, esa tranquilidad desahogada por un grito gutural de varonil timbre, se transfiguró en una intuición divina. Que todo lo que le rodeaba estaba poseído por la misma ánima celeste. Fue entonces cuando se despertó el arpegio purificador de la piedad. Sobre todo ante quien había matado. Deseando de todo corazón que hubiese sido el derrotero diferente : mediante un diálogo con su enemigo que, a su pesar, yacía ya sin vida. Atentamente Edouard.
     
    #2

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