El ocaso de una rutina

Seguirás abrazando a la arena
y le darás un beso a mi mueca
congelada, en un vaso de café

Saciarás a la soledad
con chicles ácidos
(mis favoritos)
Y el viernes irás ladrando
hasta el bar de la calle “Reflejos”

Borrarás a las serpientes
de los vidrios,
no sin antes quedarte con su piel
y cubrirte con ellas,
el fuego rosado de un ayer lascivo.

Tremolarás las manos
en un miércoles de ceniza
perdido en llanto;
y en canciones zalameras
que describían nuestra historia
en cada vértebra de su letra cursi:

♫ Porque la imaginación
se nos pierde en las fronteras
de cada viernes trece,
cuando sin razones
comencé a quererte,
A quererte en este abismo
de entregarnos a la muerte
En cada beso que revolotea
En la cadena centrífuga
De un hasta siempre
/Hasta siempre/♫

Así será
hasta que en un arranque de histeria
termines el blues de la colmena

las abejas sucumbirán a la miel nueva

Sara Montaño
Derechos Reservados

 

Bella tu canción de dolor, me encantaron esas metáforas tradicionales, además de las imágenes tan sugerentes y cotidianas, aunque lo cotidiano lo vuelves heroico y lírico, besos amiga, he disfrutado de un ocaso espectacular, te dejo repu y estrellas---

 

Bello, una preciosura de poesía muy bonita, muy lindo trabajo.