El ocaso del escaño

Préndeme la cabeza,
que el corazón escupa latidos,
buscando el tímido sol,
nos colocamos tan alto,
dejando atrás opacas nubes,
abriendo las puertas del contacto,
sin receptores en órbita,
la mente todo conecta,
tengo hambre de temores,
en otra decadente madrugada,
pues no hay victorias sin miedos,
sin flanquear el fango de la orilla,
se indigestan las noches sin sueños,
los ríos ya no fluyen,
escapan de ataduras y cauces,
en una época cuadriculada,
exenta de viejos proverbios,
se pudren sin hallar cambios,
los peones de esta partida,
salta a mi casilla, besémonos,
nadie avisará al puto guardia,
pues todos son mudos esclavos,
si existen reglas, saltémoslas,
si existen prejuicios, olvídalos,
llévame a sitios que no recuerdo,
alimenta de sonrisas mi memoria,
ayer venció el aturdimiento,
hoy alguien cerceno la cabeza del rey,
recuerda que no termino la batalla,
de serpientes nacen mas serpientes,
los discípulos superan al maestro,
y el dolor siempre encuentra un resquicio,
elévame tan alto que no escuche,
el llanto de las flores funestas.

Aviva este fuego de locura,
bajo sus rescoldos esconde libertad,
quema estas sogas que ahogan,
la creatividad en un mar de distracción,
apatía que condena a cada generación,
no sufras mas por mi,
por que no deje los vicios,
estos curaron mi falta de ambición,
abriendo las puertas de los sentidos,
que al humano fueron cerradas,
castigo natural por sus atentados,
en la rama vislumbre el camino,
cubierto por la maleza barbara,
autoridad, oscura ambición de poder,
pon en mi boca palabras no pronunciadas,
silencia estos gritos en el caos,
tira la piedra y esconde la mano,
que yo seré el cojo y tu la mentirosa,
serás la tristeza y yo gesto sonriente,
sonrisas para elevar un mundo entero,
pagan los infelices por mantener el orden,
desterraremos los fruncidos gestos,
cuando juntos jodamos lo establecido,
expulsándolo de nuestros tableros,
para tras varios siglos ocupar el trono.