El ojo de Horus.

Todos estaban a mi alrededor, pues yo inventé los cubiertos.
Cuchara, cuchillo y tenedor.
También tejí manteles. Fabriqué mesas de madera...
Instalé lámparas incandescentes, con forma de araña, que pendían del techo.


Como premio, me tildaron de anormal.





Me señalaban por la calle: " Ése es el que conoce todos los sagrados misterios. "
Pero yo no tengo síndrome de Down. No soy un retrasado mental. ¿ Debí alegrarme ?
Sentí Miedo... Así que huí, y puse tierra de por medio.
Al llegar a mi otra casa, en un continente muy lejano, recordé las sabias palabras del piano...


Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si...


Esas notas musicales forman frases, si aparecen de forma consecutiva, en un compás.
Ideé una manera de componer himnos tribales.
¡ Himnos patrios ! De estirpes...
Y árboles genealógicos.


Regresé a mi tierra, y a medida que fueron conociendo mis conciertos de música clásica,





me aplaudieron, y derramaban copiosas lágrimas, que caían rodando por sus mejillas.
Pero eran dos.
¡ Sólo estaban Adán y Eva ! ¿ Y los demás ? ¿ Qué fue de ellos ?
" Eran de pegatina y de cartón. "


¡ Oh ! Tendré que usar compás, lápiz, formato de dibujo, escuadra y cartabón. ¡ Otra vez !