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EL OTRO ERA INDIGO

Tema en 'Tu Obra Maestra (en verso)' comenzado por Leticia Guadalupe Lozano, 19 de Febrero de 2006. Respuestas: 1 | Visitas: 1726

  1. Leticia Guadalupe Lozano

    Leticia Guadalupe Lozano Poeta recién llegado

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    3 de Febrero de 2006
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    Aura Fuentes de la Garza, la solterona entrada en años; a quien le faltaban unos cuantos meses para cumplir los 40, quien estaba enfrascada en una relación con un hombre al cual amaba, pero en fin, tenía a alguien en su vida quien con quien compartía su tiempo.
    Tenía una imaginación igual a la de Julio Verne. Era muy capaz en su trabajo, y era también una psíquica. Había nacido con un sexto sentido especial, era un regalo de Dios y con ese regalo había heredado también un compromiso, el de ayudar a cuanto persona se le acercara en su camino donde ella detectara que debía ayudar. Pertenecía a un grupo de psíquicos que nacieron con un sexto sentido al igual que ella. Este grupo tenía la misión de ayudar a personas que enfrentan problemas difíciles gratis, sin cobrarles un solo centavo por su intervención. Aura absorbe la energía negativa de estas personas eliminándoles cualquier maleficio o enfermedad maléfica que se les haya lanzado.
    Cinco años atrás los dueños de la compañía donde trabajaba la nombraron Gerente General de una pequeña distribuidora de pollos en Torreón, su ciudad natal.
    Sentada en su oficina, de repente un recuerdo fugaz vuelve a su mente. La cara de aquel hombre que había despertado en ella ese gran amor que hasta la fecha no había podido olvidar. Cada vez que se acordaba de él, revivía el momento de cuando lo vio por primera vez, entrando a una cafetería de reconocido prestigio. Vio entrar un hombre alto, esbelto, guapo, monocromático para vestir, con aquella actitud dominadora, quien se enfiló hacia la sección donde estaban los libros, y empezó a hojear uno, luego otro, en fin, agarraba uno unos instantes para luego ponerlo en su lugar y tomar otro. La cafetería estaba dividida en dos partes, una era el área del comedor y la otra era el área para esperar, comprar libros o algún tipo de adorno que ahí ofrecían en venta.
    Aura esperaba a Elena, una mujer a quien le ayudaba a enfrentar un problemas difícil, quien la había invitado a comer y a la vez darles la gracias con una comida porque su vida había cambiado para bien; pero Elena tuvo una junta urgente en el trabajo y le habló al celular para pedirle que la esperar, que se iba a tardar un poco. Las personas a quienes Aura ayudaba le daban las gracias invitándola a comer porque Aura no aceptaba ninguna renumeración económica menos un regalo costoso. Como amiga, de vez en cuando podía aceptar una invitación a comer.
    Aquel papacito piernas largas que tanto le llamó la atención daba pasos inquietos, largos y desperados, de un lado a otro, esperando y sin embargo nadie se le acercaba. De repente caminó hacia una cajera, mostrándole con su sonrisa una hermosa dentadura, pidiéndole prestado el teléfono.
    Vaya, hombre aquel; pero si afuera hay teléfonos publico y en las cafeterías de cadenas comerciales de fama nacional no prestan el teléfono a sus clientes; sin embargo, él tuvo la tremenda desfachatez de pedirlo prestado y para colmo del asunto, la cajera emocionada con esa sonrisa coqueta, se lo prestó. Aquel hombre marcó un número; se veía que hablaba y colgaba.
    Vuelve a lo mismo, a dar pasos inquietos y desesperados, de un lado a otro, como un tigre enjaulado en aquel espacio lleno de libertad y el sin embargo parecía enjaulado, como si arrastrada mil cadenas, queriendo a algún lado sin poder alejarse mucho.
    Desesperado vuelve a pedir el teléfono y la cajera se lo vuelve a prestar. Vuelve a marcar un número, habla y cuelga.
    Ese tigre inquieto, sigue dando pasos largos y desesperado de un lado a otro. Aura fascinada con el espectáculo que aquel hombre ofrecía, se cansó de esperar a Elena, pidió la cuenta y se retiró. Al legar a la puerta de salida de la cafetería, recibió la llamada de Elena disculpándose, a la vez pidiéndole que la esperara un poco más porque necesitaba hablar con ella.
    Se quedó en la sección de los libros para ver que ofrecían cuando de repente se vio contestándole al hombre un comentario sobre un libro y ambos se pusieron a platicar. Platicaron de casi todo; el clima, la política, la religión, la crisis mundial; le pareció que tenía una eternidad de conocerlo.
    Después de un buen rato, el hombre decide retirarse ofreciéndose como todo un caballero a llevar a Aura a su casa; el cual ella emocionada aceptó.
    Durante el trayecto a la casa de Aura, siguieron platicando de la crisis económica del país cuando de repente vio dentro de él, vio su esqueleto y los huesos de ese hombre le estaban sonriendo. Era una hermosa calavera, que se le veía una sonrisa en la quijada.
    Era él, y como psíquica que era, sabía que el amor eterno del cual ella había disfrutado en vidas anteriores, en esta vida no estaba en su camino porque esa persona no tenía el derecho a gozar de un amor así, y en ese mismo instante lo tenían a su lado.
    Pero si su amor eterno en vidas anteriores había nacido psíquico al igual que ella, y en esta vida se dio cuenta al verlo que era un simple mortal, un ser humano común y corriente. Aura no vio en él aquel resplandor que poseían solo las personas que nacían igual a ella y que solo un psíquico o una psíquica de igual nivel y condición que ella pudieran detectar.
    Durante la plática él le comentó que era casado, y quien sabe cuantas cosas más. Esas palabras resonaron una y otra vez en su mente. Le empezó a hablar de su esposa e hijos, a lo cual Aura ni siquiera escuchó. Solo resonaban en su mente las palabras —soy casado, —soy casado, —soy casado. Le pareció a Aura que le mencionaba el nombre de cada hijo, quien sabe cuantos porque no estaba poniendo atención y en una de esas hasta le pudo haber mencionado el nombre de la muchacha que hacia la limpieza en su casa así como el nombre del perro, del gato y del cotorro,
    A ella que diablos le importaba como se llamaban la esposa y los hijos. Daba igual, no había puesto atención. De repente le dijo, me llamó... y escuchó un zumbido y por lo tanto no alcanzó a escuchar el nombre. Daba lo mismo, se llamara como se llamara, si se llamaba Juan o se llamaba Pedro, no importaba. Había solo un punto principal e importante, era casado. La dejó en su casa y se despidieron.
    Retornando al tiempo presente y en ese instante se acordó de Rogelio, como se le parecía a aquel hombre, pero había muchos detalles iguales en Rogelio como también diferentes. Rogelio tenía una inmensa fuerza mental el cual Aura había detectado años atrás. Sin embargo, Rogelio no pertenecía a la banda de los Lumini a la cual Aura pertenecía, ni tampoco era del lado oscuro a los cuales se les llama blacklies. Era un ser de luz que nació sin denominación, que no se había convertido al lado oscuro, que poseía una gran fuerza mental, con un resplandor diferente a lo que Aura estaba acostumbrada a reconocer. A esos seres humanos se les conoce como niños Índigo y Rogelio es un adulto Indigno.
    Así fue como Aura comenzó esa tarde la idea de tratar de identificar las diferencias entre Rogelio y aquel hombre, el otro. Rogelio era el hermano del esposo de una gran amiga, al cual conoció años, después de que el otro se atravesara en su camino. Era un hombre divorciado, y tenía 2 años de separado en las fechas en las cuales Aura conoció al otro. El otro no tenía porque mentirle diciéndole que era casado cuando estaba separado. No era lógico. Tenía la misma forma de arquear la ceja al igual que el otro. Aparte al igual que el otro, Rogelio también daba pasos largos al caminar. Cuando Aura lo vio desesperado una tarde durante la operación de una hermana, caminaba inquieto al igual que el otro. Tenía los mismos ojos, era como si alguien hubiera clonado aquellos ojos y hubiera puesto unos iguales en la cara de Rogelio, pero a la vez eran diferentes, les faltaba algo. Los ojos del otro sonreían con un brillo especial mientras que los de Rogelio reflejaban un gran dolor y una inmensa amargura reflejada en todo su rostro. La gran diferencia era el resplandor que Rogelio poseía y el cual el otro no, ni tampoco los huesos de Rogelio le sonreían. Para Aura, esa era la gran diferencia, no importaba cuanto se pudiera parecer Rogelio al otro, no era él.
    Un día le invitaron a la quinta que Rogelio había comprado y a la cual Aura no quiso ir. No deseaba ver a Rogelio porque hacia que se acordara del otro y el dolor y la amargura en los ojos de Rogelio le causaban una gran aflicción. La simple idea de que el otro pudiera sufrir algo semejante a lo que Rogelio sufría, provocaba en Aura un inmenso dolor. Aura evitaba verlo, y se retiraba de las reuniones temprano tan solo por que no quería verlo y le sacaba la vuelta. Así habían pasado ya siete años. Gracias a Dios solo se le atravesaba a lo muchos unas dos veces al año.
    Aura era un ser de luz y como tal el sufrimiento de cualquier persona le afectaba; pero sabía que el dolor por el cual Rogelio atravesaba era un castigo que Dios le había mandado y que lo que Dios pone, no hay fuerza en este mundo que lo detenga, así que bajo ningún motivo podía interferir.
    Cuando su amiga le reclamó el porque no había ido a esa reunión, Aura le platicó la verdad. Le dijo que Rogelio se parecía tanto al otro que pagaba cualquier cuota con tal de no ver esos ojos, y que en el futuro se abstuviera de le invitara a esa quita, ni a la casa de Rogelio, asegurando que estaba segura que Rogelio no era el otro.
    Pasó un año y de repente hubo un mensaje extraño en su contestadora telefónica.
    —Aura, háblame al trabajo, mí número es el 1098-3852. Por favor no le digas a nadie que te hablé, pero es necesario que hablemos. Era la voz de Rogelio.
    Aura pensando que Rogelio tenía un problema y que su amiga le había dado su número telefónico para que ella le ayudara, temprano el lunes por la mañana le habló a la oficina. La secretaria le pasó la llamada. Rogelio le dijo que había algo importante que él tenía que decirle y la citó en la misma cafetería donde años atrás había conocido al otro.
    Estando ahí le comenta, —no te acuerdas, —estabas sentada precisamente aquí en esta misma mesa cuando te vi. Le explica —esperaba un cliente importante, —tengo mi propio despacho de auditoria, —la secretaria de mi cliente me decía que venía en camino cuando le hablaba y el muy desgraciado se fue al cine con una amiguita.
    Aura no le creía nada, tenía sus dudas, aunque le recordó los temas de los cuales hablaron, le explicó con detalle el rumbo que tomó y las calles por las cuales atravesó al ir a dejarla. Aura seguía atontada, a la vez con duda se cuestionaba, —como puede ser Rogelio tan desgraciado, —aprovecharse de su parecido con el otro y pretender serlo. Pero su instinto, su sexto sentido le decía que decía la verdad, como era posible que fuera él si el otro era un simple ser humano y Rogelio no dejaba de ser un ser de luz. Se cuestionaba el como eso podía ser posible.
    Le pidió tiempo para asimilar bien las cosas suplicándole la dejara digerir los acontecimientos. Se despidieron con la condición de volver a hablar del tema el próximo miércoles de esa misma semana, ya más tranquilos y menos sorprendidos.
    Aura estaba totalmente confundida, su cerebro no podía razonar lo que estaba pasando. Rogelio le mencionó los detalles de aquel encuentro fugaz años atrás, que la pusieron a dudar. ¿Como era posible que Rogelio fuera él?
    Por la noche, Aura se conectó psíquicamente con los integrantes del grupo pidiendo ayuda. Necesita saber que había sucedido, el porque Rogelio le habló con tanta precisión sobre aquel hecho que tanto había influido en su vida, el como podía ser posible que Rogelio fuera un ser de luz y el otro un simple mortal y a la vez los dos la misma persona. No lo podía por más que tratara de razonar. Acaso por ser especial, había detectando el suceso. No, eran detalles que ni la mejor psíquica del mundo, ni la mejor Tarotista que haya existido pudo haberle dicho.
    Solicitó una regresión en tanda para ver con claridad que había sucedido aquel día y si en verdad era él. Las regresiones en tanda no son autorizadas salvo en casos muy especiales y el de Aura lo era. Era identificar si Rogelio era el otro porque Aura ya había detectado que Rogelio no tenía derecho al amor y le quedaba tan solo el 1% de la probabilidad con duda de que fuera el otro.
    Esa noche durante la regresión, Aura entendió con claridad toda la verdad. Rogelio para su sorpresa, si era el otro.
    Aura no lo detectó porque en aquellos días, Elena y su familia eran atacados por enemigos comerciales de su Padre utilizando las fuerzas de los blackies y estaban a punto de quedar en la ruina. Aura había intervenido justo a tiempo, logrando que su padre vendiera un terreno a precio comercial justo y no en remate para así pagar a sus acreedores a la vez Aura logró reestablecer y mejorar el flujo de las energías del negocio, logrando que las ventas que habían desaparecido del local, se incrementaran trayendo prosperidad a la familia. Mucha gente no sabe que al mandar hacer un trabajo oscuro a alguien, cuando la persona pide ayuda y se regresa el trabajo que mandaron hacer, la prosperidad de la cual ellos en un momento gozaron pasa automáticamente a la parte afectada, sin que haya una fuerza capaz en el universo de retornársela; hagan lo que hagan. También restableció la salud del hermano menor quien padecía de un caso raro de Leucemia logrando erradicar la enfermedad por completo.
    Ese día, cuando Aura conoció al otro, había sufrido durante la mañana el ataque de una fuerza extraña dirigida al Papá de Elena; como Aura ya se había hecho cargo del problema, absorbió la fuerza del ataque sin que afectara a la familia de Elena, regresando el efecto. El regresar ese ataque tan fuerte, la debilitó enormemente. Como Aura traía baja la batería, no detectó la fuerza mental del hombre, así que no se dio cuenta de que era un adulto Índigo.
    Pudo ver que estaba tan trastornado emocionalmente hablando en ese instante, tan bloqueado al amor que por un instinto estúpido dentro de él, le dijo que era casado cuando en verdad era un hombre separado con el divorcio en trámite. Rogelio no tenía derecho al amor y la vida le quitó la oportunidad de gozarlo en ese momento.
    Por cosas del destino que solo Dios sabe, ahora la vida le estaba dando la oportunidad de gozar del verdadero y eterno amor. No es que Rogelio se lo mereciera, era Aura la que se lo merecía. Tantos años de ayudar a todas las personas que se atravesaban en su camino, de absorber su negatividad, de sanarlos cuando no tenían remedio, de sacarlos de la ruina tanto económica como emocional, tanto trabajo realizado durante tanto años al hacer el bien, que su dedicación dio fruto. La vida le había perdonado a Rogelio la falta cometida y ahora ella podía gozar de ese amor.
    El miércoles por la tarde cuando llegó a la cita, Rogelio ya la estaba esperando.
    Le emocionó el saber que ella se dedicaba en su tiempo libre a hacer el bien hacia los demás; se sorprendió del como ella había detectado que era un ser de luz, confirmándole que años atrás había asistido a un centro donde había dicho que era especial y le ayudaron a desarrollar su fuerza mental. Se rió cuando supo que se le había bajado la batería y por eso no lo detecto y esa era la gran diferencia.
    Tomaron la decisión de retomar las cosas donde las habían dejado años atrás al despedirse, comenzando así una bella relación.
    Por fin, después de tantos años de separados, juntos otra vez hasta la eternidad, gozando de ese amor eterno en el cual no importa lo que suceda siempre se amaran, y vida tras vida, siempre se encontraran y lo volverán a vivir una y otra vez. Una Lumini como Aura, que tiene un extenso sentido del bien, siempre será Lumini, y siempre nacerá en el mismo tiempo y espacio que su amor eterno, donde se encontraran y vivirán de ese amor tan especial por toda una eternidad.
     
    #1
  2. Jaime1962

    Jaime1962 Poeta veterano y reconocido en el portal.

    Se incorporó:
    1 de Noviembre de 2006
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    Guadalupe:
    Tu relato tiene la magia del cuento corto, aunque este en particular sea un foro de poesía, quiero decirte que es un buen trabajo, gracias por dejárnos conocerlo

    Un saludo

    Jaime
     
    #2

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