El panadero (Breve romance doble)

Ya viene por esos montes
sobre su yegua castaña
trae repletos los serones
de panes de harina blanca
amasados en la noche,
cocidos de madrugada.

Te llevaré dos terrones
de azúcar de remolacha
y llenaré hasta los topes
un canto de pan de hogaza
con aceite de estos montes
que traje de la almazara.

Por todos los callejones
y corriendo por la plaza
los niños llevan bigotes
de salivilla endulzada.
​

 

Que bonito, suena de maravilla, admiro tu talento para hacer hermosos poemas de todo tipo de temas amigo Lesmo, este es una pequeña joya. Abrazote vuela. Paco.

 

Ayyy Salva qué romance más tierno y emotivo ligado al recuerdo, al acervo cultural de nuestro pasado reciente, me ha encantado rememorar esa figura que endulza el paladar del alma entera. Ayyy qué bien escribes amigo mío, he disfrutado cada letra y cada uno de los momentos en que te leo. Besazos llenos de mi admiración y cariño hacia ti....muááááácksssssss...

 

Muchísima gracias, amigo Paco, celebro que hayan sido de tu gusto estas letras Tu opinión enriquece, y de qué modo, este espacio.
De nuevo mi agradecimiento desde la admiración
Recibe mi abrazo emocionado.
Salvador.

 

Querida Isabel. Mira lo que te digo, sabía que tú ibas a rememorar esa figura del panadero repartiendo el pan trabajado por la madrugada, por todos los cortijos y las calles de los pueblos de nuestra Andalucía y, cómo no, por otras partes de nuestra geografía. Sabía que ibas a acordarte de las hogazas calientes de las que se cortaba un canto y después de retirar un trozo de miga el hoyo se cubría de aceite de oliva, empapándose y se comía en las meriendas con terrones de azúcar que dejaban los en bigotes de los niños esos restos dulces. Memorias de niñez y de pueblos entrañables.
Tu exquisita presencia es una alegría para mí, amiga.
Con mi abrazo muy fuerte.

 

Ayyy Salva, en Montefrío mi madre me echaba en la merienda un canto de pan y aceite con azúcar por encima y me sabía a gloria benditaaaa. Gracias mi querido amigo, eres un verdadero cielo y te quiero mogollón, ea......muáááááácksss....

 

También yo fui regalado con esa exquisitez tan tierna, tan sabrosa y tan nutritiva, que en su sencillez era una golosina cargada de amor y de tradición.
De nuevo mi abrazo desde la más profunda amistad.
Tuyo siempre, Salva.

 

que poema mas sabroso y dulzón, me ha encantado, saludos!

 

Muchas gracias, compañera, por este comentario y visita amables.
Con mi saludo muy cordial.

 

Ma*ra*vi*llo*so Lesmo, un derroche de entrañables y lindas costumbres abanicas en tu romance estupendamente construido. Yo soy adicta al pan y tus letras me dieron antojo por voy por ellos.....
Mi saludo con admiración Salva

 

un poema en arte culinario pero con mucha astucia y dando a entender un mensaje de amor...
bien Lesmo un gusto pasar por tus letras

 

Tú, mi querida amiga, sí que me proporcionas la alegría de este comentario tan generoso. Este poema está inspirado en los recuerdos de infancia cuando mi abuela me daba para merienda un canto de pan y aceite con azúcar que sabía a gloria en las tardes veraniegas. Además esta merienda venía a igualar a casi todos los niños, todos la misma merienda, sin distinción, y a todos nos parecía una golosina deliciosa y dulce, aparte de muy nutritiva.
Muchas gracias por tu comentario amable y la entrañable visita a mis letras, amiga.
Salva.

 

Muchas gracias, Anthony, por la lectura y este tan amable comentario con que acompañas mis letras.
Con mi abrazo fuerte, poeta.
Salvador.

 

Buuueeno Salva y yo que no quise nombrarte a mi abuelita en el otro comentario, ella nos consentía con pan dulce unos que hacen por aquí ella les llamaba sospechosos porque vienen pegados y con miel y azúcar por encima acompañados de café con leche, no sabemos aun como le hacia pero siempre llevaba de esos panes encima jajaja magia de abuelitas. Me queda la curiosidad del "aceite con azúcar" será como algo para untar??

 

Qué bueno eso de disfrutar de las abuelas. Yo tengo un recuerdo imborrable de la mía.
En el pueblo en que vivía mi abuela el panadero hacía las hogazas que eran panes redondos. Mi abuela cortada una rebanada y tras quitar parte de la miga quedaba como una especie de barquilla y en el hueco se ponía el aceite que se empapaba de la miga retirada, esa barquilla de pan se comía con terrones de azúcar al mismo tiempo y era delicioso ya que en el sur de España hay muchos olivares y la industria del aceite es muy importante. Recuerdo que yo también acompañaba al panadero montado en su yegua a repartir el pan por los caseríos (los cortijos) que estaban más alejados en medio de los campos. Experiencias de niño inolvidables.
Muchas gracias por acudir de nuevo.
Con mi abrazo.
Salva.

 

Ummh, pan con aceite y azúcar, ¡qué rico!
Y lo bien que lo cuentas en tu romance doble, doblemente complicado.
Un abrazo.

 

De verdad que sabía rico. Tan bien como sabe este tan generoso comentario tuyo a mis letras, es cual agradezco, como todos, en lo más profundo, querida amiga.
Con mi abrazo bien fuerte.
Salva.

 

Muchas gracias, QUINSONNAS, por esa huella en forma de "me gusta" que has dejado en estas letras.
Con mi saludo.

 

Muy bonito tu poema Salva. Me ha encantado. Un fuerte abrazo amigo.

 

¡Impresionante!, ¡Qué maravilla...!

 

Muchas gracias, querida Paloma, por esta visita y este comentario amable.
Con mi abrazo.
Salva.

 

Qué generoso comentario me dejas en este breve romance en el que rememoré algún pasaje de mi infancia en ese pueblo que también tú conoces.
Con mi abrazo bien fuerte, querido poeta.
Salva.

 

Preciosa estampa de postguerra hecha con arte amor y dulzura extremas.

Eres un Maestro, amigo Salvador.

Un gran abrazo

Alfonso

 

Muchas gracias, Alfonso, esa estampa perduró en bastantes lugares mucho tiempo y yo la viví en primera persona. Tiempos felices, sin duda.
Un gran abrazo, amigo
Salva.

 

Hasta hace poco aún venía el panadero todos los días a esta aldea a vender sus productos... y el carnicero dos veces por semana, y el pescadero todos los viernes, y el de las bragas, calzoncillos, camisas, pantalones y delantales una vez al mes.
Recuerdo cuando un pan redondo duraba una semana guardado en un saco de harina.
Muy grato pasar por este romance que sabe a pueblo y a dulce niñez.
Un saludo.

 

Así es, estimado Alonso, tal como lo describes. En ese ambiente que tan bien has sabido recrear están inspiradas estas letras y que hayan sido de tu agrado me llena de satisfacción. En ese pan que duraba una semana hay encerrados muchas buenas sensaciones, recuerdos y sentimientos.
Desde el agradecimiento recibe tú mi saludo muy cordial.
Salvador.