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El pargo perro

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Marah, 26 de Julio de 2023. Respuestas: 1 | Visitas: 191

  1. Marah

    Marah Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Según me contó Ciro Reyes, su vida se desenvolvía en un pequeño pueblo de pescadores, siempre muy atento a las enseñanzas de su padre Antonio, cristiano de pura cepa que cumplía con todas las cosas de Cristo.

    _Otra vez llega Navidad, y por supuesto la necesidad del cerdo para la cena.

    Y el mismo día 24, Ciro y su padre emprendieron marcha hacia los campos más cercanos en busca de un cerdo, pues no podía faltar la sabrosa carne asada. Pero los campesinos respondieron con lengua de anticristo:

    _Por aquí pasó un virus que acabó con la piara de cerdos.

    _Yo tengo buenos cerdos, pero ya tengo compromiso con otros clientes.

    _Lo siento, los lechones, rompieron el corral y andan dispersos por el monte.

    _Si yo no hubiera sido víctima de un robo, claro que resuelven el cerdo.

    Otro guajiro sensibilizado con el problema, dio un giro de 90 grados y señaló:

    _¿Ves aquel follaje azul donde el diablo echó tres voces y nadie lo oyó?

    _Sí, está bastante lejos de aquí _ respondió Ciro.

    _Allá vive mi compadre Tomasito _continuó el campesino _. El se dedica a criar babirusas. Aseguro que allí van a resolver el cerdo.

    Ciro le dijo algo en secreto a su padre y luego tomaron la decisión más acertada. Levantaron el sombrero y se despidieron de allí.

    _¡Muchas gracias por vuestra atención! _fue Ciro en gesto de agradecimiento.

    _¡Que Dios bendiga estas tierras como lo hizo con Job! _voceó Antonio.

    Ciro y su padre Antonio regresaron a su pueblo a las seis de la tarde. Pasaron de largo muy escurridizos por el camino lateral de la casa evitando ser visto. Pero alguien de la familia los vio y dijo para sí:

    “¿Ciro y Antonio aquí? ¡Pero con las manos vacías…y van rumbo al mar!”

    Efectivamente, Ciro y su padre llegaron a la costa y embarcaron una chalupa. Fue el momento de compensar las fuerzas para navegar a remos. Y mientras recordaban entre risas el mal rato que pasaron detrás de un cerdo por el monte, Ciro dijo en tono halagüeño:

    _¡Padre, tu inteligencia es la Jonás, el profeta que fue devorado por una ballena!

    _Claro, hijo _respondió Antonio_. Todavía hay muchas cosas que vas a aprender conmigo. A la ausencia del cerdo, comeremos un pargo perro.

    A los treinta minutos llegaron al cardumen de los pargos perros. Y echaron ancla y redes al mar. Como pasaba el tiempo y ni siquiera una sardina asomaba las aletas, Antonio un poco desalentado dijo:

    _Ciro, ya es muy tarde y no se ven los pargos perros. Si tú quieres buscamos otra área de pesca, claro, al azar de lo que pique.

    _No. _rebatió Ciro_. Tenemos compromiso con Jesús y la familia de poner la cena a las doce de la noche. No queda tiempo para nada más que regresar a casa, sin el pargo perro, pero con Dios.

    Acto seguido Antonio se dispuso a recoger las redes, pero hubo un momento en que la red no cedía a sus tirones, se había quedado clavada en el fondo o se trataba de una captura formidable.

    _¡Ciro, ayúdame! _exclamó Antonio_. ¡Tal vez sea el rey de todos los pargos perros!

    _¡No insistas, padre! _reflexionó Ciro_. ¡Desiste de tu idea, suelta la red aunque se pierda…!

    _Ciro, este “perro pargo” yo no lo dejo por nada en la vida.

    Dicho esto, Antonio ha dado el tirón más violento hasta lograr la captura que se proponía, lo que resultó mayúscula sorpresa:

    Aquel pez que deleitaba el paladar era nada más y nada menos que un perro pastor, saltó y cayó en la barca con latidos acezantes.

    _¡Un perro envuelto en la red! _exclamó Ciro_. ¡Explícame todo esto!

    Por el camino de regreso a casa hicieron toda gestión para deshacerse del perro. Pero el primero que entró por la puerta de la casa fue el perro pastor. Algunos se sintieron atraídos por la hermosura del perro y quisieron dejarlo en casa como guardián, a lo que respondió Antonio:

    _Es un animal extraño, no conocemos su origen ni lo que significa, y muy angustiado exclamó: ¡Ayúdenme por favor a sacarlo de la casa!

    El reloj tocó las doce de la noche y todavía estaban acosando al perro. Parece que Cristo llegó en ese momento y todos vieron cuando el perro salió de la casa como una flecha. Ya distante en un solar yermo, aquel perro explotó como una bomba.

    No cenaron cerdo, ni pargo perro. Pero hubo cena para el Jesús con biajacas y muchas bendiciones a las dos de la madrugada.

    Para los que tienen dudas, existe el pargo perro.

    (Basado en un hecho real)

     
    #1
    A goodlookingteenagevampire y Riolita les gusta esto.
  2. goodlookingteenagevampire

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    Creo que ya mencioné que mi pesca más peculiar fue una malla de choros.
    Un beso, Marah.
     
    #2

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