El Pintor

El Pintor

Era la brisa de otoño
Decorando la calle de cálido color
Tapizado ocre… en la acera, en el parque
En la Iglesia barroca de mi pueblo natal
Y aun lado como siempre el pintor
Admirando al transeúnte con su improvisada
Exposición

Su seño era reflejo de su andar
Su pelo entrecano escasamente cubria
El seno de su creatividad
Imaginación prodigiosa
Que le obligaba plasmar
Formas, colores, contextos
En correcta combinación
Nada faltaba en el cuadro
Tan solo una aportación… y sería su formal dueño
Mas pobre estaba la patria
Ni un quinto en la cartera
Que si el cuerpo no comiera
No ayunaría el alma
Y el cuadro pudiera comprar…
Pero bueno … que mas da…
Si el pintor embelesaba a mi vista
Aunque por breve ocasión..
Dando migajas a mi alma…
Con el fruto de su expresión..
Diose cuenta de mi perpleja admiración..
Y sin chistar… me dijo:

“Mas vale quien bien lo sabe apreciar, que el cuadro mismo
Si tanto te gusta, yo te lo doy”

De un salto agitose mi joven corazón
Y agradecido a la providencia
Recibí el regalo del pintor

Yo crecí.. y conmigo mi necesidad
Nada había en mi pueblo… me mude a la ciudad
Pero cada otoño retornaba a mi lugar..
Para ver los calidos colores que la brisa dibujaba
Sobre el tapiz ocre de la Iglesia barroca
Donde siempre se encontraba
A un lado de la puerta aquel Pintor
Provocando emociones con su improvisada exposición
Admirando a quien pasaba
Con su prodigiosa combinación
De contornos, texturas e historias
Plasmados en un lienzo… correcta expresión

Le saludaba siempre
Y recordaba su gesto con devoción
Gran pintor de mi pueblo natal
Recuerdo de mi infancia robada
Inocencia mutilada
Juventud que cambie por la industrializada necedad
Del ritmo citadino
De surtir necesidad… pero el pintor sonreía…
No necesitaba nada mas… que un lienzo y pinturas
Para plasmar su realidad…

Al paso del tiempo volví…
A ese otoño de calida brisa..
De color ocre que por doquiera tapiza..
Calles… aceras… y la Iglesia Barroca…
Del pueblo donde nací…
Pero mi Pintor no… el no estaba ahí
Faltaba el artista, el del seño fruncido
Pelo entrecano y creatividad prodigiosa
Faltaba el color, la figura y emoción…
Que provocaba al transeúnte
Su improvisada exposición..

Murió solitario en su casa…
Solo en su cama
Con el alma en su rosario
Una Biblia a su lado
El rostro feliz de haber dado
Color a su mundo de figuras retorcidas…
El pueblo canta su huida
Mientras el atardecer se pinta de olvido
Ya no mas ocre en la pintura del pueblo…
Pues el otoño… llegará
Ahí estarán las hojas marchitas
De la arboleda pueblerina de la plaza principal
Junto a la calle donde se respira paz y tranquilidad
la Iglesia barrocca de mi pueblo natal… pero el Pintor
Mi Gran Pintor Nunca Mas.