El poema que, alguna vez, le prometí escribir con su sangre

Rodeado de melancólicas estrellas,
saltimbanquis frases tuyas me halagan,
bellos sintagmas, bellas intenciones,
inocuo cariño, vano amor.

Alguna vez osaste entregarte
al designio fatal de mis deseos,
y en fango terrenal y con someros,
versos destruimos la casita dulce de tus ensueños.

Debo agradecerte este engaño,
solazar mi espíritu con lánguida apatía,
destruir tu retrato de la mesa mía,
por no poder evadirte en mis sueños.

Kabul sangrante;
trémulo acerco mis manos a tus pechos,
adusta incrustas mi cara con un beso,
y allí, querida amiga (¡Oh amada!), mueres entre mis brazos.

¡Mueres entre mis brazos! ¡qué bello!
¡Muere entre mis brazos! no me quites este solaz

 

muy buen poema amigo, te invito a leer los mios

hadita

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bueno, muchísimas gracias a ambos por tomarse el tiempo de leer el poema. No sé si la muerte es el renacer de algo, sin embargo creo necesario prorrogar las expectativas a algo más allá, sea un paraiso,un infierno, ua reencarnación apresurada o algo inasible para un lenguaje inexacto.

gracias nuevamente y será, acaso, hasta el próximo olvido