El pozo y el perro.

De cómo salió del pozo no cabe más papel, lo cierto es que andaba retozando por la hierba como “Bambi” cuando se vio sorprendida por los ladridos de un gran perro que atronaba a galope tendido – de lo grande que era-. Babas cayéndole, enormes colmillos, colgante lengua, chato el rostro y desaforo en la carrera asustaron a la joven acostumbrada al campo y sus bestias. Se levanta de un salto y echa a correr también en su misma dirección. ¿Dónde refugiarse? Rápida mirada y hacía la caseta de regadío, junto al viejo pozo. El perro le pisa los talones, no podrá ni abrir la portezuela, el calambre que le recorre la espalda la achucha al agua como colchón y salta mientras nota como el can continua su carrera. Suena un “detente Pitu”. La joven se golpea la frente: ¡Cómo ha crecido mi perro mientras yo festeaba con mi novio!

 

... me pierdo TERRIN... o equivocó a su pareja?... jeje grato leerte, muchas gracias

Un abrazo

 

Lo que hace el amor. Vuelve tonto a cualquiera.

 

Muy imaginativo el relato, atrapa su elocuente y agitada carrera con un final inesperado. Un gran abrazo y miles de besos.

 

Qué maravilla, felicidades por tu minirelato. Un saludo, Jesús

 

Terrín
amigo, me temo que tendrás que explicarme, ese final con cuchara....pues es tan inesperado...
creo que debes escribir la segunda parte
Cariños grandesssssssssss
Ana

 

CONCURSO MICRORRELATOS

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