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El Receptáculo de Oggun

Tema en 'Fantásticos, terror, ciencia ficción...' comenzado por rumpelstiltskin, 7 de Julio de 2015. Respuestas: 2 | Visitas: 1431

  1. rumpelstiltskin

    rumpelstiltskin Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    5 de Julio de 2015
    Mensajes:
    160
    Me gusta recibidos:
    74
    Género:
    Hombre
    Antioquía de Pisidia, Es ahí donde yo vivía.
    Una ciudad fronteriza entre la parte sur
    de las montañas y Adramitas, la ciudad maldita.

    Nuestro destino; fabricar armas y
    herramientas de hierro, para distribuirlas a través
    del comercio y también poder defendernos.

    Nuestra tecnología era metalúrgica,
    indispensables y necesarias, logrando obtener
    la victoria en diversas batallas.

    Absolutamente nadie
    podía abarrir nuestra artillería,
    porque esta era bendita.

    Gracias a Oggun, el Orisha de la fortaleza,
    quien nos daba paz en esta tierra
    con tan solo honrarlo, él se sentía grato.

    Pues; a través de su Receptáculo
    ningún mal podía afectarnos,
    siendo protegidos de imperios malignos.

    Un instrumento divino, cuya estructura
    es un caldero de hierro con tres patas
    Y un otá (piedra) recogida en los densos montes.

    Sus atributos; herraduras, palas y picos,
    machetes, freno de caballo y martillos,
    achabbá (cadenas), lanzas y cuchillos.

    Al fusionar todos estos elementos
    en el interior del caldero, fluye un aroma
    que su olor es puro hierro.

    Se introduce en el tórax
    originando una gran energía
    por todo el cuerpo.

    Después de esto, un fuego se expande
    con densidad y mucho intenso,
    convirtiéndose en “Osún” flamantes guerreros.

    Sólo los humanos podían tener este privilegio,
    pero igual me siento contento, porque tuve la honra
    de ser el forjador de gran valioso instrumento.

    Dositeo, ese es mi nombre. Un semihumano persistente,
    de personalidad muy fuerte, aguerrida
    Y con mucho temple. Mi apariencia es la siguiente:

    Mejillas sonrosadas y de piel muy bronceada,
    con pelo y barba larga, con facultades desarrolladas.
    Setenta y cinco kilos pesaba. Un hijo, lo que más deseaba.

    Era solitario, el único sobreviviente de mi raza,
    por eso decidí servirle a Oggun y ser el guardián
    De sus adoradores, formando parte en luchas y combates.

    Amaba esta ciudad, porque me dio una segunda oportunidad,
    decidiendo relacionarme con todos, apté en protegerlos,
    y desde ahí que los Osún son notables guerreros.

    Pero no todo era felicidad; Adramitas estaba maldita,
    su rey trágicamente había muerto. Y mis natos conocimientos
    sabían quién lo había hecho. Y al recordarlo sentía odio y desprecio.

    ¡Homai! Criatura oscura y malvada,
    increíblemente inhumana, La más temida,
    la más despiadada. Se alimentaba de los cerebros.

    Siendo muy poderoso y difícil de verlo,
    yo sabía que ese nefasto quería
    el “Divino Instrumento”.

    Sentía su malvada presencia y
    de repente pudo destruir nuestra
    Fortaleza, sin saber los soldados a qué temían.

    Su telepatía le daba poder para dominar
    a los cuervos y estos atacaban
    en contra de los nuestros.

    ¡Árboles gigantescos! también nos invadieron,
    que al caminar hacían trepidar los suelos,
    despertados de un eterno sueño.

    Estas criaturas de forma arbórea
    eran controladas por la mente de este
    siniestro, necesitaba saber su lado indefenso.

    Tomando mi hacha y pensando en el Receptáculo
    a prisas al castillo me dirigía,
    el rey de Antioquía de Pisidia me necesita.

    -¡Espera!- Habló la voz de los cielos y universos,
    donde solo yo tenía ese privilegio,
    entonces me postré y escuché:

    -En este momento no estás listo para enfrentar
    al desuellamentes. Regresa a tu antro
    y encontrarás tu arma letal.-

    -Es la única fuerza que puede destruir
    a este ilícido ser, ya que al extinguirlos
    uno por accidente escapó, jurando vengarse.

    -Si llegasen a robar mi Receptáculo,
    yo dejaría de existir y éste tomaría
    el poder absoluto de todo, esto sería el fin-.

    Para que estudies sus debilidades,
    de lo invisible que es, lo haré visible también.
    prepárate para que conozcas al asesino de tu pueblo.-

    Con lágrimas en mis ojos, los gritos de los míos
    en mi conciencia gimieron, cerrando mis puños
    Alzo mi mirada a los vientos y le digo; ¡muéstralo!

    Continuará...
     
    #1
    Última modificación: 7 de Julio de 2015
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  2. roman roses

    roman roses Invitado

    Un poema de Fantastia,lleno de aspiración y pacion;es todo una historia.

    Saludos con afecto Poeta rumpelstiltskin.
     
    #2
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  3. rumpelstiltskin

    rumpelstiltskin Poeta recién llegado

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    Gracias roman roses, me agradan tus palabras porque es parte del libro que estoy escribiendo, gracias
     
    #3

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