El reloj de sol

Cuando el sol perezoso y navegante
lleva un beso a la luz de madrugada,
en una esfera blanca desgastada
le señala las horas vigilante.

Un gnomon vertical a cada instante
le dejará su sombra en la fachada
y en esa exactitud de puñalada
el tiempo queda herido en el cuadrante.

No necesita cuerda el mecanismo
-artilugio del cielo-, gira él mismo,
y en la fuerza del sol recobra vida.

Cuando acabe al final su recorrido
el astro por el cielo bendecido
apagará el reloj de amanecida.

PepeSori
SafeCreative
Abril 2021​

 

Un soneto de lugo que emula en sus versos la precisión de un reloj —solar, en este caso—
Felicito tu numen Pepe.
Un gran abrazo

 

Un soneto de lujo que emula en sus versos la precisión de un reloj —solar, en este caso—
Felicito tu numen Pepe.
Un gran abrazo

Muchas gracias Manuel, otro abrazo para ti,
Pepe